Por una nariz

Luego de seguirle los pasos a la leishmaniasis por 15 años, caminando días enteros bajo la inclemencia de las selvas tropicales, comiendo platos exóticos preparados por comunidades indígenas y durmiendo en hamacas, Iván Darío Vélez, director del Programa para el Estudio y Control de Enfermedades Tropicales, Pecet, adscrito a la Universidad de Antioquia, está a un paso de obtener una vacuna contra la enfermedad. Aunque se viene probando que es segura y que estimula la respuesta inmune, en un año es posible que él y su equipo de expertos puedan probar por encima de toda duda su efectividad mediante experimentación con 2.600 voluntarios.

La leishmaniasis es una enfermedad poco conocida que con frecuencia se asimila erradamente con la picadura del ‘pito’. Transmitida también por un insecto, se trata en realidad de una dolencia que ataca la piel, las mucosas y las vísceras de los seres humanos y causa horribles deformaciones, sobre todo en la nariz, que puede resultar completamente carcomida.

En Colombia el parásito ataca alrededor de 6.500 personas al año, especialmente a soldados, campesinos y guerrilleros que habitan zonas como el Magdalena medio santandereano, bajo Cauca, Costa Pacífica y Urabá chocoano. Se tienen datos de que de cada 10 soldados apostados en estas regiones, uno resulta infectado. Existen, por otra parte, víctimas de esta enfermedad en 88 países del orbe y en algunos, como la India, los mosquitos contaminados contagian a 600.000 personas al año. Si bien la vacuna en la que trabaja el equipo del doctor Vélez podrá ser aplicada sólo en Latinoamérica por las características de los parásitos de esta región, sus beneficios mayores podrán sentirse en poblaciones, como la brasileña, que generan al año 150.000 infectados.

Por eso no es extraño que las investigaciones del doctor Vélez y su equipo se hayan hecho acreedoras a numerosos y merecidos reconocimientos.