Comer rápido: Estos son los problemas que tendría para la salud y la obesidad
Comer rápido: Estos son los problemas que tendría para la salud y la obesidad | Foto: Getty Images/iStockphoto

SALUD

Comer rápido: estos son los problemas que tendría para la salud y cómo aportaría a la obesidad

Las personas que comen rápido tienen 5,5 veces mayor riesgo de desarrollar síndrome metabólico.

25 de agosto de 2021

Comer es un hábito que hace parte de la vida de todo ser humano, algunos lo disfrutan tanto como un hobbie. Pese a que es innato en las personas, hay quienes no saben comer.

El corre corre diario, el afán, una reunión pendiente, estar atrasado, la costumbre o situaciones de ese estilo llevan a las personas a —prácticamente— embutirse la comida, a no darse el espacio para masticar bien o degustar el plato que les han servido. Es uno de los errores más comunes que se viven a diario y que pueden desembocar en diferentes problemas para la salud.

“Una alimentación saludable no depende únicamente de los alimentos que componen nuestro menú, sino del tiempo que invertimos en comerlos y cómo lo hacemos”, explica Clara Joaquím, endocrinóloga del Grupo de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, en diálogo con CuídatePlus.

En ese sentido, es clave organizar bien el comedor, sentarse a la mesa con tiempo suficiente y buena disposición, elegir alimentos saludables para consumir y —en lo posible— compartir en familia o amigos estas importantes horas del día: desayuno, almuerzo y comida.

Si no se trata de las principales comidas sino de la ingesta de unas galletas, un batido o cualquier otro producto entre horas, también es conveniente separar un espacio de su tiempo y sentarse a degustar ese alimento.

La alimentación comienza por la masticación, no solo es preparar un plato saludable, también lo es tomar porciones pequeñas de los alimentos y masticarlos muy bien en la boca hasta que estos queden en papilla.

“En la masticación las enzimas que se encuentran en la saliva facilitan la lubricación y la formación del bolo alimenticio, lo que favorecerá la digestión en general”, destaca Patricia Vilca, dietista-nutricionista y miembro del Grupo de Trabajo de Dietoterapia de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo) para CuídatePlus.

Cuando las personas comen rápido, no suelen masticar bien los alimentos y esto hace que mucho de los alimentos pase casi entero al estómago, lo cual ralentiza la digestión y dificulta que el organismo pueda aprovechar todas las propiedades que los componen. Comer rápido puede provocar que haya digestiones más pesadas e intensifica el trabajo que deben hacer el estómago y el páncreas.

No masticar adecuadamente puede derivar en aerofagia, un fenómenos producido por la ingesta excesiva de aire que provoca hinchazón, eructos, gases e incluso dolor en los casos más graves. Además, si los alimentos que contienen azúcares, como pasta, arroz o fruta, no se absorben adecuadamente, pueden fermentar, provocando malas digestiones”, resalta Joaquím.

Comer rápido también puede influir de forma negativa e incluso empeorar los síntomas de las enfermedades digestivas, como es el caso de malabsorción de alimentos, reflujo gastroesofágico, úlceras, gastritis, flatulencia o la pirosis.

Joaquím explicó que un estudio de la Universidad de Hiroshima, en Japón, publicado en Circulation, encontró que las personas que comen más rápido tienen 5,5 veces mayor riesgo de desarrollar síndrome metabólico —un conjunto de enfermedades que incluyen obesidad abdominal, hipertensión, triglicéridos altos, diabetes y colesterol bueno (HDL) bajo—.

Este síndrome aumenta el riesgo de enfermedad cardíaca, ictus y diabetes tipo 2. Los investigadores del estudio japonés siguieron a más de 1.000 personas durante cinco años y comprobaron que el 11,6 % de los participantes que comían rápido desarrolló síndrome metabólico frente al 2,3 % de los que lo hacían despacio” precisó.

Además de las consecuencias señaladas, comer rápido puede provocar obesidad. La endocrinóloga del Grupo de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición explica que la hormona leptina es la encargada de avisarle al cerebro que la persona está llena y tarda un tiempo en ponerse a funcionar. Lo anterior puede provocar que las personas ingieran más alimentos de la cuenta hasta que se dan cuenta de que han comido lo suficiente.

“Comer lo mismo en menos tiempo nos saciará menos, por lo que tendremos que ingerir más comida hasta sentirnos llenos. Se ha comprobado científicamente que las personas que comen rápido tienen un índice de masa corporal (IMC) más elevado”, destaca la experta.

Vilca precisa que “necesitamos estar relajados y centrarnos en saborear y masticar bien los alimentos. De esta manera, las señales de saciedad llegarán a su tiempo e indicarán que estamos llenos, por lo que se reducirá la cantidad de comida que ingerimos y con esto la cantidad de energía consumida, lo que es importante para mantener un peso saludable”.