cardiologia

El nuevo indicador

El colesterol ha sido por décadas el mejor marcador biológico de un posible riesgo de infarto. Pero investigaciones recientes indican que una proteína llamada PCR podría ser más precisa.

23 de noviembre de 2002

Hace cuatro años Julio Latorre no hubiera imaginado sufrir ningún tipo de enfermedad coronaria. Tenía 38 años y aunque no era el más atleta siempre había practicado algún deporte. Su presión arterial era como la de un joven de 18. Su peso era el ideal para su estatura. Los niveles de colesterol estaban ligeramente altos pero aún dentro de los rangos saludables. No fumaba y sólo se tomaba uno o dos tragos en reuniones sociales. En resumidas cuentas Latorre no tenía factores de riesgo. Pero un buen día lo llevaron de urgencias a un hospital con un fuerte dolor en el pecho. Estaba infartado. El daño en el corazón fue grande, según le contaron los médicos a Latorre, pero milagrosamente hoy lleva una vida normal con un régimen de medicinas, dieta y ejercicio que lo protegen de volver a tener un evento similar. Lo que nunca supo fue por qué, si no tenía el perfil de una persona con riesgo de infarto, estuvo en una sala de urgencias a punto de morir por culpa de un trombo que obstruía el flujo normal de sangre a su corazón. Curiosamente él no es el único que tiene esta duda. Los médicos cardiólogos no entienden cómo en un país como Estados Unidos la mitad de las personas que sufren de un ataque de estos tienen niveles de colesterol normal. La pregunta obvia es: ¿cómo saber, entonces, quién está en riesgo?

La respuesta puede estar en un fácil y económico examen que no había sido tomado en cuenta anteriormente pero que, según la creciente evidencia científica, podría ser tan útil como medir el colesterol, que hoy por hoy es la norma de oro para determinar cuáles individuos están más propensos a sufrir infarto. La prueba mide los niveles de un elemento que se llama proteína C reactiva (PCR) producida por el cuerpo como parte del proceso de inflamación. Al parecer el nivel de esta proteína aumenta en la sangre en la medida en que haya mayor inflamación en las arterias coronarias. Investigaciones preliminares ya habían mostrado un papel importante de este marcador pero la semana pasada el investigador Paul M. Ridker, de Harvard Medical School, publicó en el New England Journal of Medicine el que se considera hasta el momento como el estudio más grande sobre el asunto. Ridker y su colega Nader Rifai reclutaron a 28.000 mujeres durante ocho años y encontraron que aquellas que tenían un buen estado de salud y, al mismo tiempo mostraban niveles altos de la proteína, enfrentaban un riesgo cuatro veces mayor de problemas coronarios que mujeres con más bajo nivel de esta sustancia. Lo interesante es que el test de PCR predice mejor quién está en riesgo pues las que lo tenían alto no necesariamente manifestaban colesterol alto. Por esto Ridker piensa que podría ser una herramienta más segura para indicar cuáles individuos están en riesgo a pesar de que sus niveles de colesterol sean normales. Además la lectura de PCR podría predecir un problema cardiovascular futuro (15 ó 20 años) y les permitiría a los pacientes cambiar de estilo de vida con suficiente antelación.

No se sabe a ciencia cierta si la proteína tiene una acción directa en el proceso de infarto. Sólo se sabe que ayuda a las células blancas a destruir bacterias y virus que invaden el cuerpo, un proceso en el que se produce inflamación. Esto, a su vez, hace que la placa de grasa que recubre las paredes de estos canales se vuelva inestable y propensa a romperse. En caso de una ruptura los fragmentos pueden bloquear las arterias más estrechas, causando un ataque o un derrame.

Aunque hay consenso sobre los aspectos generales del hallazgo, en lo que no se ponen de acuerdo los expertos es sobre cuándo empezar a exigir este examen de manera rutinaria. Para algunos especialistas, como Eric J. Topol, director de cardiología del Cleveland Clinic, el examen de PCR es más importante que el de colesterol. "Si me tocara escoger entre los dos exámenes preferiría hacer el de la proteína", afirmó en una entrevista al Washington Post. Lo mismo opina Richard Milani, del Oschner Clinic de Nueva Orleans, quien sugiere que ambas pruebas son relevantes. "Si me preocupo por ver el colesterol de un paciente me parece ingenuo no incluir un examen que es barato y que me va a dar más información sobre su perfil de riesgo", dijo.

Pero otros, como Sidney Smith, director de investigación del American Heart Association, consideran que el examen debe ser recetado sólo para quienes ya tienen ciertos riesgos de infarto. Para el cardiólogo Adolfo Vera es necesario ver que es más costo-efectivo: si medir en forma rutinaria el colesterol o el PCR. "No se puede echar por la borda todo un conocimiento sólo porque hay un nuevo estudio. Yo pienso que no hay que desbancar al colesterol, al menos no todavía".

Miguel Urina, presidente de la Sociedad Colombiana de Cardiología, piensa que el examen de PCR -que se hace en Colombia a un costo de 10 dólares- puede ser una buena herramienta para mujeres posmenopáusicas, sobre todo antes de prescribirles una terapia de reemplazo hormonal. "Si su PCR es elevado yo no le suministraría ese medicamento porque podría tener un riesgo de eventos cardiovasculares", afirma.

Al igual que muchos otros especialistas Efraín Gómez, cardiólogo de la Clínica Shaio, opina que es necesario esperar un tiempo prudencial para que la información se sedimente y se sepa a ciencia cierta qué individuos pueden ser objeto de este tamizaje.

El examen fue aprobado por la Food and Drug Administration (FDA) y los investigadores piensan realizar más estudios -esta vez en hombres- para tener mayor información sobre cómo actúa la proteína. Las sociedades científicas, como la American Heart Association, han dicho que en cuestión de un par de meses dictaminarán guías para el uso de este examen. A pesar de la interesante discusión que pueda originar la proteína en los círculos académicos en términos prácticos nada va a cambiar. Para empezar, el nivel de la proteína aumenta en individuos diabéticos, obesos y fumadores. Por lo tanto las advertencias sobre llevar una dieta sana, hacer ejercicio y mantener apagado el cigarrillo se mantienen. Además el tratamiento para el PCR es muy parecido al del colesterol y consiste en ofrecer estatinas, medicamentos que se usan en forma rutinaria para nivelar la cantidad de colesterol en la sangre. Pero lo importante del asunto es que cada vez más los investigadores han logrado hacer nuevos aportes para descifrar la mecánica de los ataques cardíacos y entender mejor cómo prevenir este proceso, que se ha convertido en el asesino número uno en el mundo.