CIENCIA

Los tratamientos que tienen al cáncer en la mira

Terapias más precisas están revolucionando la manera de tratar exitosamente los tumores malignos. SEMANA estuvo en una de las reuniones más importantes sobre el tema y el ambiente es optimista.

8 de junio de 2013

El cáncer es un enemigo inteligente. Las células malignas que lo caracterizan a veces crecen e incluso migran hacia otros órganos, sin que el sistema inmune se entere. Para lograrlo se esconden bajo un ‘disfraz’ que lo hace parecer inocente. Los científicos siempre han querido encontrar la manera de desenmascarar esta enfermedad  ante el ejército natural del organismo para que lo aniquile.

Roy Herbst, profesor de Medicina de la Universidad de Yale, lo logró al utilizar un anticuerpo creado en el laboratorio, por ahora conocido como MPDL3280A, que tiene en su mira a una proteína característica de ciertos tumores, llamada pd-l1, producida por el cáncer para pasar inadvertido. Cuando dicha molécula se junta con la proteína, el tumor se queda sin disfraz y es atacado por los linfocitos T, los mejores soldados del sistema de defensa. 

En un estudio preliminar con esta droga en 140 pacientes con cáncer avanzado de pulmón, melanoma, hígado, colon y estómago, que habían recibido tratamientos sin buen resultado, se observó que en 29 de ellos sus tumores disminuyeron de modo impresionante, especialmente los de pulmón y piel. “De esos, 26 han estado en el estudio entre cinco y 15 meses y siguen respondiendo a la medicina”, dijo Herbst la semana pasada en Chicago durante la reunión de la Sociedad de Oncólogos Clínicos de Estados Unidos (Asco, por sus siglas en inglés), el encuentro donde se revelan los estudios que cambian la práctica médica en este campo. 

Otra terapia similar, que combinó dos anticuerpos monoclonales, también arrojó resultados asombrosos presentados en ese mismo evento. Se trata de ipilimumab y nivolumab, dos anticuerpos que redujeron el melanoma en la mitad de pacientes participantes. De 52 enfermos, 16  vieron disminuir en un 80 por ciento el tamaño de sus lesiones cancerosas. El autor del trabajo, Jedd Walchok, del Memorial Sloan Kettering Cancer Center, señaló que la droga va dirigida a dos proteínas que funcionan como frenos del sistema inmune. Su acción consiste en lograr que el propio cuerpo ataque al cáncer. 

Todas estas moléculas hacen parte de lo que se conoce como inmunoterapia y tienen en común que van dirigidas a puntos clave del tumor identificados previamente. Al atacarlo con tal precisión, afectan el cáncer pero no las células sanas. 

Son drogas con un objetivo concreto, a diferencia de la quimioterapia que es letal y dispara indiscriminadamente, lo cual acaba con las células buenas y malas. Por ello los efectos secundarios, como la caída de pelo y las náuseas, entre otros, a veces parecen más graves que la enfermedad. “Pero hoy, gracias a esos nuevas moléculas el término clave en cáncer es medicina de precisión”, dice Gary Schwartz, jefe del servicio de Oncología del Memorial Sloan Kettering Cancer Center. 

Una de las primeras de estas drogas fue trastuzumab, cuyo objetivo es la proteína HER2 que usualmente está activa en ciertos tipos de cáncer de mama y desempeña un rol importante en su progreso. Pero hoy hay más moléculas dirigidas a muchos otros puntos. El médico oncólogo Jose Baselga señala que gracias a esas nuevas drogas se están viendo progresos en todos los tipos de cáncer, aun en los más difíciles. “Hace unos años el melanoma tenía un manejo complicado y nada parecía funcionar. Ahora tenemos inhibidores para diferentes señales moleculares en este tipo de tumor”, dice. 

El melanoma ocular, un cáncer raro que solo afecta a 2.000 personas en Estados Unidos cada año, ilustra este punto. Aunque se detecte a tiempo, los pacientes mueren porque se extiende a otros órganos. “No hay nada para detenerlo”, dice Schwartz. Pero después de la evidencia presentada en el congreso hay esperanzas. Richard Carvajal, del Memorial Sloan Memorial Kettering Cancer Center presentó un trabajo que demostró que la droga selumetinib disminuyó este melanoma en la mitad de los pacientes estudiados, un logro mucho mayor al de la quimio. “Es el primer avance real”, dice Lynn Suschter, oncóloga de la Universidad de Pensilvania. 

También se dio a conocer una terapia con sorafenib para personas con cáncer de tiroides que no responden al yodo radioactivo. Según Marcia Brose, directora del estudio, el medicamento prolongó la vida por cinco meses, un hito en dicho mal. 

También se ha visto que varios tipos de cáncer comparten algunos de esos marcadores biológicos. Por ejemplo, un tumor de seno está estrechamente relacionado con el de ovario y el de colon tiene a su vez un cambio genético que también aparece en el de seno. Esto significa que tal vez una droga que sirve para tratar uno de ellos podría funcionar en otros.

Hay muchos más ejemplos pero por ahora estos grandes avances se observan en una minoría de pacientes. “La quimio aún es la regla pero lo importante es que sabemos que esta idea de atacar el tumor en puntos estratégicos funciona”, dice Howard Fine, del instituto de cáncer de la Universidad de Nueva York. 

De hecho, estas terapias dirigidas se pueden combinar con las quimioterapias, como sucedió con kadcyla, una droga que mezcla trastuzumab, un anticuerpo monoclonal dirigido al HER2, con DM1, un tóxico que usado solo sería letal para el paciente. Juntos, sin embargo, son un arma efectiva pues el anticuerpo se dirige hacia el tumor y una vez entra en él libera el veneno para matar solo las células malas. 

En estudios fase III, el medicamento no solo incrementó el tiempo libre de la enfermedad sino la sobrevivencia general. Este tipo de vías de administración de los medicamentos se podría usar en otros tipos de cáncer. Otra estrategia muy usada es cortar el alimento del tumor inhibiendo el factor de crecimiento de los vasos sanguíneos del mismo. 

En algunos tumores hay pocas alteraciones pero en otros, como el glioblastoma, el más común cáncer de cerebro, hay hasta 170, lo que los hace muy complejos. “Se están buscando los genes más implicados en que se vuelva agresivo para detenerlo”, señala León Darío Ortiz, neurólogo oncólogo de la clínica Las Américas de Medellín. 

El resultado de esta nueva estrategia es que muchos pacientes viven más tiempo y con una calidad de vida superior, porque ya no se indicaría una droga a ciegas, sino con el medicamento específico, algo que ya sucede en ciertos tipos de cáncer. 

“Se escanea el genoma del tumor y en siete días el médico tiene los resultados. Con esa información, da un tratamiento que ha mostrado ser efectivo para ese cáncer especifico”, dice Schwartz. Este tipo de análisis llevará a que eventualmente se clasifique el tumor no por el lugar donde aparece sino por su mutación genética. “Por ejemplo, a los que tienen el braf, una proteína que promueve el crecimiento del tumor, y es común en el colon, los senos y el melanona, los llamaremos ‘tumor braf’”, dice Schwartz.

El gran escollo es el costo no solo en Colombia sino en el mundo. Un solo tratamiento puede valer hasta 45.000 dólares al año. Desde el punto de vista de la salud pública prolongar seis meses la vida de alguien con cáncer a un precio tan alto puede no ser costo-eficiente pues con esa plata se podrían vacunar muchos niños. Pero desde la perspectiva individual, cada día para un paciente es un regalo que no tiene precio. 

Ese será un dilema por resolver. Mientras tanto, estos avances científicos, unidos a una mayor precisión en la cirugía y en la radioterapia irán añadiendo poco a poco esperanzas para muchos. Como señala Dan Keller, escritor especializado en medicina y ciencia, “es un momento interesante para el cáncer porque de una enfermedad fatal hace diez años hemos pasado a una crónica”.