Puntadas de éxito

Colombiatex fue el reflejo del comportamiento de la industria textil en el 2000.

5 de marzo de 2001

Medellín, ciudad de moda, ciudad Botero’, fue el lema de Colombiatex, la vitrina que permitió tomarle el pulso a la industria textil. En 4.000 metros se dieron cita durante tres días alrededor de 3.600 compradores y 250 expositores que vistieron de moda el Palacio de Exposiciones de Medellín.

Todo salió perfecto. Alicia Mejía y los organizadores midieron y cortaron ideas para que Colombiatex estuviese a la altura de las mejores ferias textiles del mundo. Esta vez no hubo pasarelas ni desfiles. Esta vez se hizo una feria que rescató la industria como la protagonista de un evento de negocios. “Colombiatex tiene hoy en día tanto músculo que no necesita los desfiles de otros tiempos para atraer negocios”, afirma Mejía. Fue una feria que dio mucho de qué hablar, sobre todo hoy cuando la industria textil muestra signos de recuperación.

De tiempos difíciles a tiempos maravillosos

La industria textil ha provocado una gran atención. La razón: las cifras que presentó el sector en el año 2000. Fue el sector estrella, el que demostró que el compromiso entre sector privado y gobierno da buenos resultados.

Los 90 hicieron temblar a uno de los sectores más dinámicos del país. La apertura económica fue para muchos la incubadora de un gran mal: el contrabando. En 1997 Iván Amaya, presidente de la Asociación Colombiana de Productores Textiles —Ascoltex—, afirmaba que la industria textil había tocado fondo debido “al contrabando, el lavado de dólares, el dumping y la subfacturación, que han impedido una verdadera competencia”.

Hoy el contrabando representa una cuarta parte de lo que entró en 1998. ¿Cuál fue la estrategia que permitió disminuir la plaga?

El trabajo fue largo. En noviembre de 1996 se creó el Bloque de Búsqueda de la Dian con el fin de acabar con la importación ilícita de mercancías. Los resultados del primer intento del gobierno por controlar el contrabando no fueron los mejores.

En 1998 con la ley 488 se creó la Policía Fiscal y Aduanera. Esta institución de aproximadamente 1.000 efectivos busca extender el control al contrabando y a la evasión fiscal. Este organismo dependiente de la Dian ha realizado decomisos de textiles y confecciones por más de 26.000 millones de pesos. De acuerdo con cifras de la Dian “entre enero y septiembre del año pasado se efectuaron 1.633 incautaciones”. Para dar una cifra más concreta, son 120 millones de metros de tela que han dejado de entrar al país.

El control al contrabando no fue el único factor que jugó en la reactivación. Una devaluación real cercana al 8 por ciento fue una variable que favoreció las exportaciones. En 1999 las exportaciones cayeron un 8,3 por ciento en razón de la caída de las ventas hacia Estados Unidos y Venezuela. Para septiembre de 2000, según el Ministerio de Desarrollo, crecieron 17,3 por ciento. Esta cifra se explica por un mayor intercambio con Venezuela. La devaluación también dinamizó el mercado interno de insumos, puesto que el incremento de las importaciones obligó al productor a comprar materia prima dentro del país.

Otra variable que favoreció a la industria fue la caída de las tasas de interés. “Anteriormente era difícil que el empresario financiara un cambio en la empresa, y lo grave es que estos cambios eran necesarios para enfrentar la crisis que vivía el sector”, afirma un textilero.

Finalmente la recuperación del sector se explica por la actitud de las empresas mismas que han hecho grandes esfuerzos. Acogerse a ley 550 de reestructuración industrial fue la tabla de salvación de muchas empresas que presentaban problemas financieros. Para esto tuvieron que demostrar que eran rentables y que estaban comprometidas con una reconversión tecnológica y gerencial. Firmas de vieja trayectoria recurrieron a la ley, además de realizar alianzas para responder mejor a la crisis. Fabricato y Tejicóndor son una muestra de ello. Estas dos sobrevivientes de la crisis de los 90 unieron sus fuerzas para mantenerse a la vanguardia del mercado.

Gana uno, ganan todos

Los resultados no se han hecho esperar. La cadena del sector textil —algodón-fibras-confecciones— ha reenganchado alrededor de 8.000 empleados que perdieron su trabajo cuando la crisis tocó fondo en 1999. Las textileras presentaron un incremento en las ventas del 25 por ciento, equivalente a 2.100 millones de pesos, según Ascoltex. El consumo de insumos también aumentó, la utilización de la capacidad instalada de las plantas de producción alcanzó el 88 por ciento.

Estas cifras demuestran que 2000 fue el año textil. Pero lo más relevante no es lo que pasó sino las perspectivas del año que comienza. Lo mejor de todo es que si las proyecciones se cumplen el sector textil podrá jalonar en buena medida una economía que ya ha sufrido bastante. Se espera que en 2001 toda la cadena proporcione alrededor de 7000 nuevos empleos. Fibratolima asegura que si se recuperan 245.000 hectáreas de algodón en los próximos tres años se generarán 350.000 empleos. Además Colombia podría volver a los años en los que era autosuficiente y le quedaban 60.000 toneladas métricas de fibra para exportar.

Los retos que quedan

Aún quedan problemas por sortear para que la recuperación sea un hecho y no un fenómeno pasajero. El contrabando técnico que se hace apoyado en documentos es uno de ellos. “Sólo con una acción fuerte y reglas claras se podrá acabar con la competencia desleal que genera la entrada de contrabando y el lavado de dólares”, afirma Roque Ospina, director de Inexmoda.

La extensión a textiles y confecciones de los beneficios arancelarios de la ley de Preferencias Andinas —Atpa— es quizá el más importante reto. De hecho éste es doble para la industria textil y para el país. Por un lado Colombia y los demás Estados de la Comunidad Andina deben demostrar que son capaces de presentar propuestas en bloque para convencer a los estadounidenses de cambiar el arancel actual —17 por ciento— para exportar sin arancel. Por otro lado, en caso de que el Atpa se modifique, la industria deberá esforzarse para mejorar las condiciones del aparato productivo. Pensar en estrategias que incluyan investigacion de mercados, desarrollo tecnológico sin descuidar el capital humano, sería una obligación.

Colombiatex fue el broche de oro con el que la industria textil puso fin a los tiempos difíciles y con el que se abrió un camino de perspectivas positivas en materia de mercados, tecnología, productos y técnicas. “Colombiatex dio resultados magnificos. Dimos a conocer nuestros nuevos productos, establecimos contactos prometedores y medimos el mercado”, afirma María Isabel Salas, de Indulana. El objetivo se cumplió.¡ Bravo Inexmoda! ¡Bravo Medellín! ¡Bravo Colombia!..