Sexo y ejercicio

El ejercicio es un poderoso afrodisíaco; pero en exceso también puede acabar con el deseo sexual.

6 de julio de 1992

LA EVIDENCIA DE que practicar un deporte o hacer aeróbicos en forma regular estimula la líbido, está dada en numerosos estudios recientes. Atletas, ciclistas, nadadores, tenistas y practicantes de aeróbicos dan fe de cómo el tiempo dedicado semanalmente a mejorar su estado físico ha repercutido con creces en su vida sexual. No son pocas las parejas que aseguran que el ingreso a un gimnasio ha dado un segundo aire a su relación de pareja. ¿La razón? Los médicos aún no saben exactamente cuál es la conexión sexo y ejercicio, pero que la hay la hay y que funciona, funciona. Desde el punto de vista sicológico o físico el ejercicio parece ser un poderoso afrodisíaco.
Un creciente número de estudios confirman la conexión sexo y ejercicio. El más grande, realizado por la sicoterapista norteamericana Linda DeViller entre 8.000 mujeres, encontró que el 25 por ciento de las que practicaban aeróbicos sentían aumentar su deseo sexual; 31 por ciento afirmó tener sexo más a menudo desde que empezaron a hacer aeróbicos en forma regular; 25 por ciento señaló que conseguía más fácilmente al clímax y el cinco por ciento aseguró que sus orgasmos se intensificaron. En los hombres sucede lo mismo. Un estudio de la Universidad de Harvard analizó la reacción de un grupo de hombres sedentarios que ingresó a un vigoroso programa de ejercicios. Después de nueve meses, cerca del 80 por ciento señaló que hacía el amor más frecuentemente que antes. Una mayoría también reportó tener más fantasías sexuales y orgasmos que antes. "La vida sexual de hombres y mujeres en sus 40, quienes hacen ejercicio regularmente, es similar a la de los jóvenes al final de la veintena", concluye el antropólogo Phillip Whitten, director del estudio. Y lo mejor de todo es que el refuerzo sexual llega con relativamente poco esfuerzo. Casi cualquier ejercicio desempeñado durante 30 minutos, tres veces por semana, tiene sus beneficios amorosos.
Desde hace años los sicólogos se preguntan la razón por la cual el ejercicio aumenta el deseo sexual. Para algunos la cuestión es que el simple hecho de sentirse en buena forma física aumenta la autoestima y, por consiguiente, la gente se siente más dispuesta al sexo. El sentimiento de autocontrol del cuerpo y de autoconfianza que da el ejercicio a quienes lo practican puede influir en hacer a las personas mejores amantes. Muchas mujeres, madres de familia y trabajadoras que han disminuido su actividad sexual porque se sienten muy cansadas, han obtenido nuevas energías al realizar aeróbicos -tres sesiones semanales de una hora- y por consiguiente se sienten más dispuestas al amor.
Pero también hay una causa física. Hace poco se descubrió que existen ciertas sustancias -endorfinas- que son liberadas durante el ejercicio, y que influyen en el aumento del apetito sexual. La liberación de cierta clase de hormonas -llamadas "de la felicidad"-, actúan como un calmante natural contra el estrés. El proceso de producción de endorfinas toma de 15 a 25 minutos en promedio, dependiendo de la intensidad del ejercicio.
Claro que el beneficio sexual del ejercicio no siempre juega a favor de la fidelidad. Los estudios también señalan que la gente que se mantiene en forma también está más dispuesta a las aventuras amorosas. Entre los hombres de mediana edad que habían empezado a hacer ejercicio regularmente, los investigadores de Harvard encontraron que también se había presentado un aumento de los romances extramaritales. El 14 por ciento señaló que había sostenido affaires con mujeres que asistían al mismo gimnasio.
Los investigadores señalan sin embargo, que no hay una ventaja ilimitada acerca del ejercicio como estimulador de la pasión amorosa. El exceso puede minar el deseo sexual e incluso interferir en los ciclos reproductivos. Diversos estudios muestran que las mujeres, quienes se ejercitan demasiado, pueden experimentar amenorrea -ausencia temporal de la menstruación-, un problema común en las atletas que se sobreentrenan, o sufrir un bajonazo en la producción de estrógeno cuyo resultado es la disminución de la lubricación vaginal y la inhibición del orgasmo. La pregunta es ¿cuál es la correcta cantidad de ejercicio? La respuesta que dan los investigadores es que cada persona tiene sus propios límites físicos. Según los estudios realizados por el doctor Barry Schinfeld, de la Universidad de Harvard, el entrenamiento regular y moderado raramente causa problemas mayores en la vida sexual. Pero los investigadores han encontrado que un exceso de ejercicio puede hacer que descienda el interés por el sexo. En su opinión, quien dedica más de una hora diaria a un duro entrenamiento, lógicamente la única cosa que tiene en su mente cuando ve la cama, es dormir. -