UNA COPA

Las amas de casa, las personas más propensas al alcoholismo.

8 de noviembre de 1982

¿Tiene usted entre 35 y 40 años? ¿De casualidad es casada y su ocupación es "ama de casa"? ¿Además tiene dos o tres hijos? ¡Ojo, usted esta entre el sector de mujeres más propensas al alcoholismo!
Al menos, en los países industrializados la incidencia del alcoholismo femenino es igual a la del masculino y para países como el nuestro las tasas van en constante crecimiento.
El 15% de las amas de casa norteamericanas dependen del alcohol o de la droga al octavo aniversario de matrimonio, señaló recientemente el médico Peter Morguson, profesor de la Universidad de Lousiana (Suiza), en un informe para la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Otro dato alarmante sobre el cada día mayor índice de mujeres alcohólicas es el revelado por respectivos estudios en Gran Bretaña y Gales: mientras el alcoholismo masculino, entre 1970 y 1980, aumentó en un 13% el femenino, en el mismo período subió en un 77 por ciento.
Las bebedoras de nueve a tres
En términos psiquiátricos cada vez más se acepta el alcoholismo femenino como la "enfermedad de las bebedoras de nueve a tres", indicando que ésa es la franja horaria en que, por la soledad, las amas de casa tienden a beber.
"Las grandes bebedoras --dice Morguson-- son más despreciadas que sus pares masculinos": y agrega: "se las considera personas perturbadas, que provocan la ruina de sus familias lo que induce a todo el núcleo social a esconder el problema por la condena social que recae sobre él" A juicio del médico suizo, el ataque al problema debe enfocarse con la "óptica totalmente opuesta", es decir, entendiendo los orígenes del alcoholismo de las amas de casa en el abandono de que son objeto por parte de sus maridos, en el poco reconocimiento que se hace de su invisible labor productiva en el hogar, etc.
Desde el punto de vista de las normas sociales convencionales, el hombre alcohólico es aceptado o al menos tolerado. En el caso de las mujeres alcohólicas se les considera un estigma familiar. Habitualmente los médicos contribuyen a que ellas oculten el problema, induciéndolas indirectamente, a que se consuman cada vez más en las copas como únicas compañeras.
Entre los comportamientos típicos de las "bebedoras de nueve a tres" se encuentra que, en una primera etapa, ellas se ocultan de sus maridos, pero no siempre lo hacen de los hijos. Se embriagan en el hogar que es su puesto de trabajo en las "horas vacías" de la rutina doméstica.
Desde el punto de vista médico, uno de los mayores problemas --además del propio de cada bebedora-- es el altísimo índice de niños con malformaciones congénitas producidas por la dependencia alcohólica de la madre.
Las soluciones médicas a este problema coincidirían con las íntimas aspiraciones de muchas amas de casa: salir del claustro hogareño.--