En Bogotá, Caldas, Antioquia, Valle del Cauca y Boyacá está la mayor parte de los usuarios de los vapeadores, el 60 por ciento. | Foto: Adobestock-istock

Salud

Vapeadores sí dejan muertes en Colombia: SEMANA conoció un caso y revela los peligros de estos dispositivos, en la voz de especialistas

Un reciente estudio reveló que enfermedades asociadas al vapeo dejan ya en Colombia 59 víctimas mortales. SEMANA dialogó con uno de sus autores y conoció uno de los casos. Entre especialistas, preocupa la falta de legislación sobre la comercialización de vapeadores y cigarrillos electrónicos en el país.

Redacción Vida Moderna
18 de noviembre de 2023

La pesadilla para la familia Caro comenzó hace un par de años. Martín, el menor de los hijos de esta familia oriunda de Cúcuta y que se instaló en Bogotá una década atrás buscando tiempos mejores, comenzó a utilizar un “pequeño aparato” que su mamá varias veces, cuando entraba a asear el cuarto de sus muchachos, confundió con una memoria USB.

Martín, con 19 años, estaba a punto de graduarse del colegio. En su adolescencia, un accidente de tránsito, en el que murió su papá, lo alejó de sus estudios por largo tiempo y pasó cerca de cuatro meses en cama y varios más en terapias. Su madre, Susana, con una foto del joven en el regazo, dice que en su momento pensó que ese sería el dolor más grande que viviría. Pero, desde hace poco más de un año, enfrenta a uno inenarrable: la muerte de Martín.

Los vapeadores han tomado gran popularidad en el último tiempo.
Los vapeadores han tomado gran popularidad en el último tiempo. | Foto: Getty Images

En abril de 2022, los médicos le explicaron que los pulmones de su hijo, uno de los cuales había resultado seriamente lesionado tras el accidente y no se recuperó del todo, colapsaron debido a “un enfisema subcutáneo en las vías respiratorias”. El joven estuvo un par de semanas hospitalizado, en condición crítica, y solo hasta entonces Susana supo, por el testimonio de varios amigos de su hijo, que Martín era consumidor habitual de vapeadores.

“Después del accidente, y enfrentada a la tarea de criar sola un par de hijos, fui sobreprotectora con Martín. Es que es duro ver a mi hijo postrado, con varias costillas rotas, una fractura en la pierna y otra lesión en uno de los pulmones después del accidente. Por eso, creo que me ocultó lo del ‘vape’ ese, una vaina que venden sin control en la calle; que, según me dicen, ni huele a cigarrillo, nada. Uno como padre no sabe en realidad que es como un enemigo silencioso”, dice Susana entre lágrimas.

La historia de Martín Caro no es un caso aislado. Hace una semana, se conocieron los preocupantes hallazgos del estudio ‘Perspectivas iniciales sobre las enfermedades asociadas al vapeo en Colombia: evidencia para la acción’, que abrevó información de dos importantes bases de datos: la Encuesta Nacional sobre Consumo de Sustancias Psicoactivas (ENCSP) de 2019 y el Sistema de Información de Prestaciones de Salud (Rips), del sistema de salud colombiano.

Liderado por la Universidad Industrial de Santander (UIS), el estudio develó dos cifras angustiantes en un país con un enorme vacío legal en materia de comercialización y publicidad de vapeadores y cigarrillos electrónicos: entre 2020 y 2022 se presentaron 59 muertes “asociadas” al vapeo y 245 casos.

Álvaro Javier Idrovo es médico y docente del área de salud pública de la UIS y uno de los autores de la investigación. | Foto: Cortesía Universidad Industrial de Santander, UIS.

El estudio, además, entrega pistas para dimensionar el crecimiento del uso de cigarrillos electrónicos, expresión genérica para referirse a un amplio universo de sabores, mecanismos y formas que tienen estos dispositivos en el mercado. Por ejemplo, que en Bogotá, Caldas, Antioquia, Valle del Cauca y Boyacá está la mayor parte de esos usuarios, el 60 por ciento.

Álvaro Javier Idrovo es médico y docente del área de salud pública de la UIS y uno de los autores de la investigación. En diálogo con SEMANA, explica que “en el caso de los enfermos y de los muertos a causa del vapeo, se usaron unos datos que se llaman Rips, que se generan todos los días a partir de la atención médica en los servicios de salud en Colombia. Fueron los propios médicos los que registraron los 245 casos y las 59 muertes asociadas al vapeo que consignamos en el estudio. Por primera vez en el país se tiene registro, convincente, de que sí hay enfermedad asociada al vapeo en Colombia”.

Pero, ¿en qué consiste dicha enfermedad? “En la Clasificación Internacional de Enfermedades de 2020 se incluyó una nueva categoría, precisamente la enfermedad respiratoria asociada al vapeo, y hace referencia a diferentes niveles de daño del pulmón, desde no muy severo a bastante severo, que puede, en algunos casos, causar la muerte”, explica.

De inmediato, las alarmas se encendieron en Colombia, donde desde hace varios años los neumólogos han advertido sobre los graves efectos de los vapeadores en la salud, en especial en niños y jóvenes, población en la que se ha masificado su consumo en los últimos cinco años.

Uno de ellos es Germán Díaz, coordinador contra el tabaquismo, similares y medioambiente de la Asociación Colombiana de Neumología y Cirugía del Tórax. Según explica a SEMANA, los vapeadores generan daños en varias áreas del organismo: desde infarto agudo hasta delicadas enfermedades cerebrovasculares, pasando por la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (inflamación de los pulmones), crisis asmáticas, diferentes tipos de cáncer (renal, testicular y de próstata) y afectaciones en la salud bucal (úlceras y periodontitis).

Vapeador - Cigarrillo electrónico
El cigarrillo electrónico produce riesgos para la salud. | Foto: Getty Images/iStockphoto

Y agrega sin ambages que su consumo “está rodeado de mitos y mentiras: que no contienen nicotina, que no generan dependencia, que sirven para dejar de fumar. Todo eso es falso”.

En este punto entra la más grande preocupación de los especialistas: “Como no están regulados, no se conocen sus componentes. Solo que existen variedades que los hacen atractivos para jóvenes, que los compran sin restricción. Por eso, ni siquiera los padres de familia se dan cuenta de que los hijos los consumen: no huelen mal, no dejan rastro”, asegura este neumólogo.

En ello está de acuerdo Idrovo: “El vapeo incorpora una amplia variedad de sustancias como la nicotina. Lo peligroso, precisamente, es que no existe claridad sobre cuáles son exactamente y no se especifican en los empaques. Lo que hemos podido verificar en algunas aproximaciones de otros estudios que estamos adelantando es que suelen mezclarse con otros tipos de sustancias peligrosas, incluyendo adictivas como la marihuana”.

Idrovo siente que se repite una historia ya conocida: “Durante el combate al tabaquismo, cuando se empezó a consumir de manera masiva el cigarrillo, se daban estas discusiones. Las empresas productoras de tabaco mentían deliberadamente sobre los efectos de ese producto, con los mismos argumentos que usan los defensores del vapeo ahora; que los estudios de los científicos no son reales. Pero ya existen muchos estudios que demuestran que los vapeadores son un veneno y está en la literatura científica. Nosotros solo quisimos aportar con datos colombianos”.

Manuel Ramírez Fonseca, médico internista, dice que no necesita de un estudio para advertir que el consumo de vapeo amenaza con convertirse en una olla a presión en la salud pública. “Lo veo cada fin de semana, en servicios de urgencias, cuando llegan muchachos con los pulmones colapsados por los tales vapeadores. Lo preocupante es que el vapor de esos aparatos afecta incluso a los que no los usan. Piense en esta imagen: estar en una discoteca, encerrado, con un montón de muchachos vapeando, es más peligroso que estar con la misma cantidad de gente fumando”, dice.

Fonseca es pesimista y estima que será cuestión de pocos años para que las víctimas del vapeo no dependan de un estudio para ser contadas: “Es que, ante las restricciones que los cigarrillos tienen, la industria tabacalera ideó cómo seguirlos vendiendo, presentados de forma casi inofensiva: modernos y con olores, cuando lo cierto es que estamos ante los mismos peligros que teníamos con el cigarrillo”.