Stas Konstantinov, un ruso-holandés que vive en Colombia hace más de diez años, realizó un recorrido por Cartagena.
Stas Konstantinov, un ruso-holandés que vive en Colombia hace más de diez años, realizó un recorrido por Cartagena. | Foto: Captura de pantalla YouTube: Stas Konstantinov

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Stas Konstantinov, ‘youtuber’ extranjero, se hace viral tras recorrido en Cartagena: “Un mototaxi me tumbó”

Stas Konstantinov quiso comprobar si le cobrarían de más por la prestación de servicios turísticos y la comida. Narró su experiencia con una masajista en Barú.

19 de octubre de 2022

Aunque Cartagena es uno de los principales destinos turísticos de Colombia, en ocasiones ha estado bajo la lupa debido a los exorbitantes precios que algunos de sus habitantes cobran por los servicios turísticos y la comida a algunos extranjeros. El pasado agosto, por ejemplo, una pareja ecuatoriana denunció que por un par de mojarras les cobraron dos millones de pesos.

Pues bien, para comprobar qué tan cierto es lo que dicen de La Heroica, un youtuber extranjero decidió recorrer algunos de los lugares más representativos. Se trata de Stas Konstantinov, un ruso-neerlandés que vive en Colombia hace más de diez años. Él, con cámara en mano, compartió su travesía por lugares como Bocagrande, Barú y el Centro Histórico.

¿Cómo le fue con los precios? A través de un video de 13 minutos lo contó.

En la grabación, Konstantinov informó que a nivel general le fue bien en la capital de Bolívar. Hubo unos comerciantes intensos, como precisó, y playas llenas, como las de Barú, aunque destacó su belleza en comparación con las de Bocagrande, por ejemplo.

“Después de escuchar sobre estafas y engaños, decidí ir a mirar si realmente es así. Hay unos vendedores ambulantes muy intensos, pero generalmente son muy amables y la ciudad es hermosa y mil veces recomendada para visitar y conocer”, contó el extranjero.

La clave para el ciudadano de ascendencia rusa y neerlandesa es regatear los precios y en el video explicó cómo hacerlo. Mientras realizaba un recorrido en ‘chiva’ por lugares de interés turístico, como el Castillo de San Felipe, compró una botella de agua a un vendedor informal; aunque inicialmente le pidió 3.000 pesos por ella, no dudó en rebajarle 1.000 pesos.

“Le pregunté si tenía un agua más barata y me dijo: ‘bueno, dos mil’. Siempre hay que preguntar los precios y se puede negociar”, afirmó.

En el video también contó que todos fueron muy amables y no tuvieron intenciones de engañarlos, salvo por una masajista a la que casi no se quita de encima. Pese a que le dijo que no quería ningún masaje, ella le insistió, le preguntó cómo se llamaba e incluso untó algo de crema en una de sus piernas. “Para más tarde, que me tengas en cuenta, tranquilo, escúchame, solo es demostración”, dijo ella, y él, visiblemente molesto le dijo que no. “No es no, en inglés o en español”.

Por lo demás, solo tuvo un percance con un hombre que le cobró de más por el servicio de transporte en la ciudad amurallada. “Me devolví al hotel en mototaxi, que me tumbó porque me cobró más de lo que era”, contó.

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La mojarra de dos millones y otros casos

A finales de agosto, por medio de sus redes sociales una pareja ecuatoriana denunció que les cobraron 600 dólares (lo equivalente a 2.636.358 pesos colombianos), por dos mojarras y cuatro cervezas. Los hechos ocurrieron en Playa Tranquila.

Los turistas, al ver que era alto el costo, preguntaron a una familia que se encontraba por la zona si el cobro era justo y les respondieron que no y que efectivamente estaban siendo robados. Los afectados y la ciudadanía que se encontraba cerca decidieron reclamarle al restaurante. Sin embargo, hasta el momento se desconoce si los ecuatorianos pagaron o no el total de la cuenta.

Así mismo, también en agosto, se volvió viral la denuncia de un grupo de mexicanos víctima de cobros excesivos. Realizaron diferentes actividades, pasearon en lancha, disfrutaron de la comida típica, escucharon música, etc., y al finalizar el día, cuando se disponía a pagar, se encontraron con una sorpresa.

Al llegar la factura, no podían creer lo que daba la cuenta. Según el quiosco donde pasaron el día, el total por el consumo, actividades realizadas y el servicio, era de 6.502.000 pesos. Destacando que el cobro por el concepto de una ‘picada familiar’ fue de 1.250.000 pesos.