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Hernán Roberto Franco 
Empresario asesinado en la 93
Hernán Franco tenía miedo, estaba seguro de que lo querían matar, incluso alcanzó a señalar a quien creía que había ordenado el asesinato. | Foto: Suministrada a Semana A.P.I.

Crimen

Exclusivo: SEMANA revela cuáles fueron las últimas palabras de Hernán Franco, asesinado en la 93. El auditor dijo quién lo mató

SEMANA conoció una reveladora declaración en la investigación por el asesinato del auditor Hernán Franco. El testimonio advierte cómo, en su último aliento, señaló al supuesto responsable de matarlo.

Redacción Semana
4 de mayo de 2024

Un nombre se repite en cada párrafo de las declaraciones que buscan identificar al sospechoso por el asesinato de Hernán Franco en el Parque de la 93, en Bogotá. Incluso, según una declaración que conoció SEMANA, el mismo auditor, en sus últimas palabras, mientras agonizaba en el suelo, y como si se tratara de la escena más dramática de una película, señaló a quien sería el responsable del asesinato.

El testigo le contó a la Fiscalía que logró sostener a Hernán Franco en los brazos, luego de que un sicario se metió en el parqueadero del edificio, como una sombra, para disparar tres veces. Todo quedó en video, las angustiosas escenas que dejaron las cámaras de seguridad, en las que se observa al auditor caminando, hablando por celular y en su cuerpo los impactos de bala.

Luego cae al suelo, es cuando un empleado de la víctima llega a auxiliarlo y el mismo Franco hace una revelación, la última de su vida. “Cuando cae al piso, él me dice en tres ocasiones: fue Jonathan Romero, fue Jonathan Romero, fue Jonathan Romero. Él solo me decía que no gritara y en esos momentos llega Hugo Romero y lo llevamos a la Clínica del Country, pero cuando nos subimos a la camioneta ya no hablaba bien, entramos a la clínica y como a los cinco minutos nos dijeron que había fallecido”, señaló el testigo.

Jonathan Romero, el nombre que, según el testigo, fueron las últimas palabras de Hernán Franco antes de morir, es el mismo que aparece en decenas de declaraciones, en las respuestas de los testigos que lo señalan como sospechoso del crimen. Los empleados y amigos de la víctima advierten que Romero fue quien lo amenazó en su oficina, luego de un altercado por los hechos de corrupción que saltaron con una auditoría a la empresa El Arrozal, de la que Jonathan era gerente.

El testigo no dudó en contarle a la Fiscalía una conversación con el auditor, semanas antes del asesinato, y allí le advirtió que si algo le llegaba a pasar, el responsable sería el mismo que, al parecer, lo amenazó en su oficina: Jonathan Romero. | Foto: Suministrada a Semana A.P.I.

“Habíamos tenido una charla el día anterior, él me dijo que había sido amenazado por Jonathan Romero, así me lo dijo siempre, y esta no fue la excepción. Un día antes, en su apartamento, me reuní con él, me dijo que tenía muchos temas de estrés y que tenían que ver con Jonathan Romero. Me dijo que la situación estaba bastante complicada, que iban a tener una reunión, que iban a tratar de conciliar la última vez”, dijo el testigo a los investigadores. Incluso, Hernán Franco dejó como sentencia un trágico presentimiento.

El testigo no dudó en contarle a la Fiscalía una conversación con el auditor, semanas antes del asesinato, y allí le advirtió que si algo le llegaba a pasar, el responsable sería el mismo que, al parecer, lo amenazó en su oficina: Jonathan Romero.

“Dos semanas antes también habíamos hablado con mi jefe y él ya me había dicho que el tema estaba peligroso. Le dije: ‘Si ellos son peligrosos, por qué no se retira de eso’, no sé cómo fue que Jonathan lo amenazó, no sé si fue por teléfono, como ya no se veían personalmente, pero él siempre dijo que Jonathan era el causante de lo que a él le pudiera pasar”, advirtió el testigo.

Hernán Franco fue atacado a tiros en el parqueadero de su oficina.

Jonathan Romero era el gerente de la empresa El Arrozal y, de acuerdo con los testigos, sería el responsable de una serie de irregularidades consignadas en el informe de auditoría que justamente el día del crimen se entregaría al resto de socios de la compañía. Es el heredero de la empresa, junto con sus hermanos, pero fue Jonathan, de acuerdo con las declaraciones, quien quedó en la mitad de las irregularidades.

“Esa conciliación buscaba que Jonathan vendiera su parte y dejaran el tema así, que no lo iban a investigar y que no iba a pasar nada. Lo que pasaba era que ya habían visto diferencias en los manejos financieros de la empresa El Arrozal y Tiendas El Líder, en impuestos, facturas, pago de proveedores y malos manejos de Jonathan Romero. Le estaban pidiendo que dejara así, ya que era una empresa familiar, pero Jonathan siempre se negaba”, explicó el testigo a la Fiscalía. El mapa que dibujaron los testigos con sus declaraciones, algunas con mucha contundencia y pocas dudas, deja a Jonathan Romero en tres eventos distintos, todos vinculados al asesinato de Hernán Franco.

Primero, en las irregularidades de El Arrozal; luego, los problemas y amenazas al auditor; finalmente, en el día y lugar de los hechos, cuando el mismo Franco, con su último aliento, lo señaló como el responsable del crimen.

Los problemas que surgieron tras esa auditoría se convirtieron en la historia que secuestró a Hernán Franco en su apartamento en el norte de Bogotá, casi nunca salía.

“Ese martes, mi jefe me dijo que Jonathan se juntaba con gente muy peligrosa y era el ‘lleve y traiga’ en la familia… Yo le dije que dejara todo así, esa situación era peligrosa, yo le dije que se fuera un tiempo y me dijo que iba a mirar, pero hizo mucho énfasis en que le consiguiera otro escolta porque Carlos era conductor”, explicó el testigo cuando los temores de Hernán Franco se juntaron con las amenazas.

Romero ya declaró en la Fiscalía y SEMANA conoció el testimonio. Reveló detalles de su relación con Hernán Franco, a quien consideró su “ángel de la guarda”. Habló de su cercanía con la familia, de cómo lamentó su muerte. Reveló algunas “rencillas”, pero nunca amenazas. Aseguró que la relación era fluida, que el “temperamento” de Franco no ayudaba mucho y que sus hijos se conocían. Obviamente, negó cualquier relación con el crimen.

“Era asesor, pero iba todos los días a la empresa, ahí fue donde nos hicimos parceros. Trabajó hasta febrero de 2019, luego se volvió asesor personal mío, de mi hijo y mi hermano… Todo el mundo decía que parecíamos marido y mujer, porque peleábamos, pero nos contentábamos. La última pelea fue en septiembre del año pasado”, dijo Jonathan Romero en su declaración.

De lo que no hay duda, según los recuerdos de los testigos, es que los hallazgos corruptos en la empresa El Arrozal habrían motivado el asesinato. Los problemas que surgieron tras esa auditoría se convirtieron en la historia que secuestró a Hernán Franco en su apartamento en el norte de Bogotá, casi nunca salía. Una especie de paranoia que no lo dejaba tranquilo, que lo atemorizaba. El auditor estaba seguro de que “lo querían joder”.

“Sí estaba como preocupado por su seguridad, lo digo porque primero, el día lunes 19 de febrero, lo escuché que hablaba por teléfono, no sé con quién y estaba hablando de Jonathan Romero y decía: ‘Estos hijueputas me quieren joder’. La semana pasada escuché que el doctor tenía unos audios donde Jonathan y Sebastián Romero hablaban de él”, señalan las declaraciones que conoció SEMANA.

Los temores llevaron a Hernán Franco a tomar medidas de seguridad y cambiar por completo sus rutinas. Convertir su apartamento en su oficina, pedir más escoltas, vigilar los alrededores, ubicar cámaras y micrófonos. El miedo era latente y sus propios empleados vieron cómo con las semanas, antes de su asesinato, el auditor sabía y decía que lo iban a matar.

Las revelaciones de los testigos, las últimas palabras del auditor asesinado y los hallazgos de la Fiscalía se convirtieron en un nuevo capítulo de la investigación. | Foto: Redes sociales

“Me dijo que dejaría de ir a la oficina, pero que cualquier cosa estaba en la casa pendiente, tenía miedo de salir. Esa vez duró como dos semanas que no iba a la oficina y ponía los conductores a dar vueltas a la manzana del edificio para ver si lo estaban observando”, señaló el testigo en su declaración con la Fiscalía.

Franco no tenía más enemigos, ni deudas que lo preocuparan. Su patrimonio era envidiable y estaba creciendo. Dos apartamentos, un penthouse y dos oficinas en el norte de Bogotá. Una casa en Anapoima y una finca en Ubaté, Cundinamarca. Un apartamento en Santa Marta y un velero en Cartagena. Además, cinco carros de lujo y dos de colección: BMW, Jaguar, Mercedes-Benz, Land Rover y dos motos Ducati.

En la declaración de Jonathan Romero a la Fiscalía, se advirtió que el auditor tenía un millonario proyecto para crear una página web de contenido para adultos. Una inversión de 2.000 millones de pesos que tenía con otro integrante de la familia Romero, herederos de El Arrozal. “Él tiene una empresa de sistemas y estaban desarrollando un sitio web para citas, un proyecto donde estaba el doctor Franco”, dijo Jonathan en su testimonio. SEMANA lo buscó para ampliar la información, pero no respondió los mensajes.

Las revelaciones de los testigos, las últimas palabras del auditor asesinado y los hallazgos de la Fiscalía se convirtieron en un nuevo capítulo de la investigación. En pocas ocasiones las víctimas de homicidio revelan a su presunto asesino. Hernán Franco lo hizo y ahora su familia pide justicia y seguridad. El responsable sigue libre.