La humanización de los animales es una tendencia que ha tomado fuerza en los últimos años. Las personas suelen celebrar el cumpleaños de sus animales de compañía, en especial, de los perros. También les hablan como si ellos interpretaran una conversación y los visten de acuerdo a las características humanas.

A estas atribuciones humanas se les conoce como antropomorfismo y, aunque muchos no lo crean, son negativas para los animales. Raúl Valadez Azúa, miembro del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), le dijo al diario de Guatemala Prensa Libre que “cuando se le atribuyen acciones humanas a un can se rompe con la interacción hombre-perro que se formó desde hace 20 mil años. Además, introducir a un animal a un esquema que no es parte de su esencia afecta su perspectiva y es incapaz de procrear porque no ve a los demás de su especie como sus pares”.

Por su parte, Rosario Barrios, entrenadora profesional de animales de Cooldog, manifestó que una de las principales características que detona la humanización de un animal es la necesidad de sobreprotegerlos. En ese sentido, explicó la experta, las personas, a través del trato humano con su perro o animal de compañía, también buscan llenar vacíos emocionales que, en gran medida, se traducen en duelos inconclusos

“Tener duelo no hace referencia solo a la muerte de una persona, cualquier pérdida causa este sentimiento. Mi experiencia me ha permitido ver que personas con problemas como infidelidad, violencia intrafamiliar o falta de atención por parte de su pareja o de sus padres acostumbran a humanizar a sus mascotas. Pero lo hacen porque los animales llenan ese vacío emocional que les causa dichas problemáticas”, le dijo Barrios a Prensa Libre.

En tanto, Gabriela Portilla, especialista en el estudio de dinámicas entre humanos y perros, aseveró que no todas las comparaciones entre animales y humanos pueden definirse como antropomorfismo.

“Tanto las personas como los perros pertenecemos al reino animal, somos mamíferos y compartimos varias características -le dijo Portilla al medio guatemalteco-. Generalizar este término ha hecho que seamos insensibles a sus necesidades psicológicas y sus estados emocionales. Por ejemplo, cuando se cree que el can puede vivir todo el tiempo en el patio solo por ser perro, se ignora que necesita pertenecer a un grupo, convivir y ser parte de la familia”.

Sin embargo, la delgada línea entre respetar al animal y considerarlo como un hijo se ha vuelto cada vez más imperceptible. De hecho, una encuesta realizada en el 2019 por la firma de análisis JWT Intelligence, señaló que el 89% de los estadounidenses solteros y el 91% de los que conviven en pareja creen que los animales de compañía son hijos de hecho.

En relación a esto, Carlos Carrasco, educador canino y autor del libro Haz equipo con tu perro le comentó a La Vanguardia que “hoy hay una conciencia que hace treinta o cuarenta años no existía. Antes se trataban a los animales a periodicazos, se les daban sobras para comer, pasaban frío… Lo que sucede es que nos hemos ido al otro extremo, en el que la gente trata al perro como si fuera un niño con pelo que ladra: hoy la humanización es el gran mal para las mascotas”.

Así las cosas, Rodrigo Arenas, especialista en comportamiento canino, le dijo a SEMANA que humanizar a los perros es un error cada vez más común en las familias multiespecie y concluyó que reforzar estos comportamientos no es precisamente un sinónimo de cariño por el animal.