A pesar de que la propia secretaría de la Comunidad Andina consideró la medida arbitraria y violatoria de los acuerdos de libre comercio firmados en Cartagena entre los países del grupo Andino _entre ellos Colombia y Venezuela_, el presidente venezolano, Hugo Chávez Frías, puso en práctica el decreto anunciado en mayo pasado según el cual los camiones de carga colombianos tienen prohibido cruzar la frontera del vecino país, lo que afecta aún más las ya deterioradas exportaciones nacionales hacia el segundo cliente más importante de Colombia. Pero en medio de esta delicada coyuntura los transportadores encontraron un conductor de armas tomar. Se trata de la ministra de Comercio Exterior, Marta Lucía Ramírez. Desde que Chávez anunció su idea de cerrar la frontera, Ramírez no ha hecho otra cosa que insistir en la ilegalidad de la norma. Tanto que no le tembló el pulso cuando, durante una entrevista concedida para el diario El Nacional de Caracas dijo que el discurso integracionista de Chávez parecía entrar en contradicción con las medidas adoptadas por algunos de sus funcionarios en relación con el comercio entre los dos países. Sus palabras fueron tomadas por el presidente venezolano como una intromisión indebida en los asuntos del Estado y terminó llamando a consulta a su embajador en Colombia, Fernando Gerbasi, algo que sólo ocurre cuando las relaciones entre dos países amigos se consideran muy deterioradas. Por fortuna el propio canciller venezolano, José Vicente Rangel, apaciguó los ánimos y aclaró que la discusión sólo hacía parte de las discrepancias cordiales entre vecinos.