Las Damas Voluntarias llegaron a Purificación hace 35 años, y desde el comienzo han dedicado su trabajo a servir a la comunidad. El ancianato abrió sus puertas cuando las Damas comenzaron a cuidar a una mujer que había trabajado toda su vida con el párroco del pueblo. Con los años, la loable iniciativa comenzó a recibir más y más adultos mayores, hasta convertirse en un gran ejemplo de solidaridad, cuidado y acompañamiento.Hoy en día, el ancianato cuenta con la presencia de dos enfermeras de planta y la ayuda que brindan bachilleres voluntarios de los grados décimo y undécimo. Aunque este lugar guarda historias desgarradoras de hijos o nietos que dejaron a sus padres para nunca volver a verlos, siempre hay momentos de risa, juego y hasta baile. Así ocurrió cuando la Fundación Fuerza Colombia visitó el ancianato: después de que sus médicos revisaron las historias clínicas y recetaron medicinas, todos se pararon a bailar un rato.Leonor Lozano de Prieto, una de las Damas Voluntarias, considera que su trabajo, aunque duro, es gratificante pues “tiene una misión y una mística que hace que una se sienta bien”. Actualmente, muchos de los gastos de los abuelos son subsidiados por la alcaldía de Purificación, pero las Voluntarias hacen todos los esfuerzos posibles para financiarse con actividades alternas: rifas, venta de dulces típicos, bazares.Aunque la fiesta más esperada del año es la de San Juan, en junio, ya el ancianato está preparando la llegada de la Navidad, donde todos participan en el montaje del pesebre y se reúnen para cantar villancicos. Purificación tiene un lugar lleno de calor humano para sus viejos.