A raíz de los recurrentes casos de violencia contra miembros de la comunidad LGBTI, activistas españoles decidieron lanzar una agresiva campaña para concientizar a la población de los atropellos que sufren. La omisión se ha vuelto recurrente. Cerca del 38 % de las personas LGBTI de ese país se han sentido discriminadas o perseguidas, y lo peor es que sólo un 10 % ha denunciado. Como parte del experimento social la Federación Estatal LGBTI presentó esta semana la pieza final de la campaña que deja resultados sorprendentes y conmovedores. En él, los activistas reproducen la historia de dos jóvenes estadounidenses que llegan a Madrid. Desubicados en un concurrido barrio de la ciudad, la pareja les pide a varios transeúntes que les indique cómo llegar al hostal que habían reservado con anterioridad. Una gran sorpresa se llevan cuando intentan traducir el texto que acompaña la reserva. Ninguno de ellos logra con precisión comunicarles lo que dice el documento. No porque no hablen inglés, sino porque no son capaz de decirles que la carta del arrendador está llena de mensajes homofóbicos. "Hay que acudir a la Policía" (...) "Nos hacemos pasar por sus amigos" en la comisaría (...) "En España no se puede decir esto contra los gais y lesbianas", dicen los participantes que fueron grabados con cámaras ocultas.