Hemos venido experimentando un aumento en la velocidad de los cambios asociados a las innovaciones tecnológicas, características demográficas, naturaleza y significado del trabajo, y modelos de negocio que afectan al mercado laboral. El reporte del Foro Económico Mundial (WEF) de julio 2017, que se menciona a la apremiante necesidad de una actualización de las competencias y conocimientos (re-skilling) para adaptarse a las demandas asociadas con la cuarta revolución industrial, dice que en los países miembros de la OECD al menos 1 de cada 4 trabajadores no tiene las competencias laborales necesarias para ser parte de actividades económicas productivas para el año 2020.También le puede interesar: El peso de la confianza entre extraños en los negociosHay diferencias visibles en la velocidad de evolución de los trabajos y la fuerza laboral que se adopta entre países. Eso depende de variables como la calidad de los sistemas educativos; la especialización económica de los países; la adopción de nuevas tecnologías y los niveles de automatización que se logren; la velocidad y la calidad de la conectividad de internet; y la capacidad de relacionarse en redes.  Por ejemplo, de acuerdo con el Foro Económico Mundial, en países como Suecia, Finlandia y Japón -aunque se anticipan grandes disrupciones en el mercado laboral- hay un sistema educativo, tecnológico y un entorno institucional que probablemente garantizará una absorción más eficiente de la tecnología y una modernización de competencias a través de un proceso de actualización permanente. Enfatiza el Foro Económico Mundial que se necesitan sistemas de educación robustos e incluyentes, inversiones de impacto y acciones coordinadas de gobiernos, sector empresarial, sociedad civil e instituciones de educación con el fin de formar la fuerza laboral productiva, innovadora y competitiva requerida para la Cuarta Revolución Industrial.Le sugerimos leer: En redes sociales impacta más la cercanía y la intensidadAlgunas medidas que se deben tomar como urgentes son: entender eco-sistemas de educación; identificar cuáles conocimientos y competencias serán necesarias; medir las brechas actuales y las que existirán en el futuro; hacer uso de big data para tener una constante retroalimentación entre las necesidades del mercado laboral y las instituciones de educación; diseñar modelos basados en desempeño económico para determinar competencias futuras; y anticiparse a las necesidades de la economía mediante diálogos permanentes con empleadores y grupos de interés de industrias específicas. Adaptar la fuerza laboral existente a las necesidades de la Cuarta Revolución Industrial supone, también, el diseño innovador de programas de educación que se salgan del proceso lineal actual, y buscar el desarrollo de ciclos modulares y continuos para la adquisición y fortalecimiento de conocimientos, habilidades y competencias específicas. Veremos entonces una intensificación de diseño e implementación de modelos de aprendizaje más diversos, y cursos a la medida con diferentes modalidades de enseñanza y aprendizaje, contenido, profundidad y duración.Lea también: La automatización no destruye empleos los transforma