Como un portazo, interpretaron varios voceros del No el nuevo acuerdo al que llegaron el Gobierno y las FARC en La Habana. No porque se hayan excluido algunas de las propuestas -especialmente en materia de justicia y elegibilidad política- en el documento final, sino por la manera en que los negociadores le presentaron el acuerdo final al mundo.En La Habana, en el salón de protocolo El Laguito, donde se llevaron a cabo los momentos más emotivos que se conquistaron en estos cuatro años de negociación, se dieron cita el pasado sábado Humberto de la Calle e Iván Márquez para anunciar que el acuerdo de paz había sido rescatado del limbo al que había caído.Tras 41 días de incertidumbre, había consenso. Las esperanzas no estaban perdidas, y contrario a lo que muchos pronosticaban, las posibilidades de llegar a nuevo acuerdo no fueron torpedeadas por las prórrogas.El Gobierno se fue de frente con este anuncio y desde un principio le imprimió un carácter irreversible a lo que se había pactado. "El nuevo acuerdo de paz firmado es el definitivo y queda pendiente por fijar solo la manera como será refrendado antes de proceder a su implementación", ha dicho el jefe negociador del Gobierno, Humberto de la Calle.Desde entonces, la idea ha sido repetida como un mantra. "Este es el acuerdo final, este es el acuerdo definitivo. Realmente no hay espacio para una nueva negociación", recordó insistentemente este martes.Aunque el discurso ha caído muy bien en diversos sectores sociales que esperaban lo más pronto posible el anuncio, el mensaje se rehúsa a calar entre los principales voceros del No, que han convertido la idea de la puerta abierta a la discusión en su nuevo caballo de batalla.Su mayor temor, parece convertirse en un hecho: que el Gobierno ponga a andar la implementación sin que se tengan en cuenta los ajustes y observaciones que puedan tener para el nuevo documento.Ya lo había anticipado el expresidente Álvaro Uribe, después de reunirse en Rionegro con su sucesor Juan Manuel Santos. "Que los textos que anuncian de La Habana no tengan alcance definitivo, que sean puestos en conocimiento de los voceros del No y de las víctimas", dijo.Al tiempo que se pone en marcha la socialización del nuevo acuerdo, el Gobierno y la oposición parecen enfrascarse en una nueva discusión: ¿se pueden o no agregar más ajustes a lo que ya se pactó?Uno de los principales problemas radica en que al Centro Democrático lo han señalado de tener intenciones de dilatar la discusión con el propósito de prolongarla al 2018. De ahí que hace unos días Pacho Santos alborotó el avispero cuando insinuó que en su partido habría quienes “no quieren que avance el proceso de paz”.Al tiempo que el Gobierno fija su mirada al frente de cara a la refrendación, y por ende, lo que se requerirá para que el tránsito de las FARC a la vida civil sea una realidad, algunos voceros del No siguen a la espera de más espacios de disertación."El mecanismo de refrendación tiene que ser en el menor tiempo posible", para lo cual el presidente Juan Manuel Santos se reunirá a partir de este martes con las bancadas de partidos políticos.