Aunque no es el centro de esta reflexión, en términos generales podemos decir que en movilidad, a pesar de la ineptitud, incapacidad e improvisación de la administración, los bogotanos podemos demorarnos en llegar a algún lugar, pero tarde o temprano llegamos. Pero en seguridad, lo que no sabemos es si llegamos sanos y salvos. Aquí el tema se complica más. De 2008 a 2010, según la última encuesta de Percepción y Victimización de la Cámara de Comercio de Bogotá, la percepción de inseguridad aumentó en 33 puntos pasando de 39% a 72%, la más alta desde 1998. Esta situación afecta de forma trasversal toda la ciudad, aunque se ubica mayormente en las calles entre las 6 de la tarde y la media noche. El hurto a personas es la forma de violencia más común y que más preocupa. El segundo lugar, según los encuestados, no es uniforme. Para los estratos 5 y 6 es el robo a residencias, y para a los estratos 1 y 2 son la venta de drogas y el abuso sexual. En ese sentido, es importante señalar que la inseguridad en la ciudad necesita un cambio de estrategia, un enfoque diferente. Mientras que las autoridades se sienten tranquilas por la reducción de los delitos de alto impacto, la ciudadanía está arrinconada por los delitos menores. Por ejemplo, detrás del robo de 1.2 millones de celulares en 2010 solo en Bogotá, existe una mafia con presencia en el mercado nacional y que exporta incluso los aparatos que no puede vender en Colombia hacia Ecuador y Venezuela. ¿Dónde está la inteligencia de la policía? ¿Si no hay reducidores quien compraría los celulares robados? Sin embargo, en estos temas la ausencia de liderazgo es total. Otro ejemplo es que el 62% de los encuestados han tomado medidas para proteger sus casas, mientras que para hacer frente a los delitos contra la persona, los encuestados dicen evitar salir de noche y no transitar por lugares oscuros. ¿Dónde están las autoridades? ¿Será que los delincuentes nos impusieron un toque de queda? Aunque los bogotanos señalan que se sienten más seguros en sus barrios que en la ciudad, llama la atención que en los de estratos 1 y 2 aseguran que es gracias a la combinación de solidaridad ciudadana y presencia de autoridades, en los de 3 y 4 se combina solidaridad ciudadana y vigilancia privada, mientras que en los de 5 y 6 se debe a la buena calidad de la vigilancia privada. ¿Cuáles son los resultados de los cerca de 600 mil millones de pesos que la ciudad ha invertido en seguridad en los últimos tres años? ¿La ineficiencia de las autoridades estará llevando entonces a la privatización de la seguridad urbana? ¿Existe alguna relación entre privatización de la seguridad y las calles como lugar inseguro? ¿Sólo quienes pueden pagar la seguridad la pueden disfrutar? Aunque para el 38% de los bogotanos el aumento de pie de fuerza es una acción prioritaria, esto ayuda pero no es determinante. Mientras la violencia y el delito sean los caminos más rápidos y seguros de ascenso social, mientras tengamos un aparto judicial que no genere confianza, mientras los bogotanos no confiemos en las instituciones y estas no hagan nada para ganársela, mientras no se promueva la convivencia, seguiremos perdiendo la pelea. Finalmente, aunque la Secretaria de Gobierno del distrito afirmó que aumentó en 115% la inversión en seguridad, la encuesta de percepción lo que refleja es que los bogotanos estamos huérfanos en este tema. Al paso que vamos, tendremos que encomendarnos al Chapulín Colorado ya que Samuel Moreno no pudo… * Máster en Gestión Urbana. Profesor Ciencia Política, Universidad Javeriana.