La predicción de monseñor Iván Cadavid Correa, q.e.p.d., - fundador de los hogares juveniles campesinos-: “la paz vendrá del campo” nos cae en estos momentos como anillo al dedo.El nuevo Ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, doctor Andrés Valencia Pinzón, quién ha desempeñado varios cargos en la empresa pública y privada, será el gran timonero, para que la etapa posconflicto y la erradicación de cultivos ilícitos con programas de sustitución, - en ambos casos-, sea una realidad, no olvidemos que estos dos programas se encuentran seriamente cuestionados.Los Estados Unidos que tanto ha contribuido económicamente con recursos para programas de erradicación y sustitución; por tan pobres resultados, está que nos pasa cuenta de cobro, retirando o disminuyendo sus ayudas.Debemos ser conscientes, que en buena parte la inseguridad que se vive en nuestro País, está derivada de la Colombia Rural; en mi condición de columnista de medios, he insistido, sobre los abusos que se vienen cometiendo con los pequeños y medianos productores, muchas veces los ilusionan con proyectos productivos y cuando logran su aprobación final, resulta con que no hay recursos, dejándolos frustrados y con obligaciones que cumplir, producto de los trámites, que finalmente resultaron toda una burla y engaño.Valdría la pena levantar un inventario de los proyectos productivos viabilizados, que se encuentran anclados en la agencia de desarrollo rural A.D.R y nacional de tierras, A.D.T, que fueron creadas en sustitución del Incoder entidad que resultó toda una vergüenza para el País; son muchos los funcionarios que contribuyeron a su fracaso, como premio a sus fechorías, se encuentran ocupando altos cargos o disfrutando de jugosas pensiones.En conclusión: el nuevo ministro de agricultura, tiene el enorme desafío de ser un gran innovador en proyectos productivos, especialmente para la etapa posconflicto y para los campesinos qué debido a su crítica situación, se han visto obligados a refugiarse en los cultivos ilícitos, cuando no es que ingresan a los grupos guerrilleros, paramilitares, o emigran a las áreas urbanas en busca de un mejor futuro.Si queremos que la paz se fortalezca y perdure, se hace indispensable que el nuevo gobierno cumpla a los campesinos, especialmente a los pequeños y medianos productores, que últimamente se han convertido en el fortín fácil de funcionarios corruptos, que les prometen cumplir con planes y programas de desarrollo, pero que finalmente los recursos apropiados se esfuman por los vericuetos de la corrupción.urielos@telmex.net.co