El pasado jueves 18 de febrero, un grupo de refugiados llegó a una nueva residencia especial en la ciudad de Clausnitz, Alemania. Además de la Policía, según el portal de noticias Spiegel Online, más de un centenar de habitantes furiosos los esperaban.Según las autoridades, la turba primero estacionó tres carros frente a la entrada del lugar para bloquear la llegada de los refugiados. Luego, cuando el bus finalmente logró detenerse, la multitud se acercó al vehículo y empezó a gritar arengas.Los niños, la mayoría proveniente de zonas de guerra, lloraban a bordo del bus y se resistían a bajar. Expertos citados en medios alemanes no han tardado en recordar que se trata de personas traumatizadas que no pueden resistir la violencia, así sea verbal.El video muestra cómo, en medio de los aplausos del grupo, un policía se sube al bus, toma a un niño de los hombros y lo saca a la fuerza. Los aplausos se convierten en ovaciones.La policía de Sajonia, el estado federado alemán donde se encuentra Clausnitz, condenó los hechos: “Lo sucedido es inaceptable. Como Policía, estamos obligados a mantener nuestra neutralidad durante nuestros operativos”.Un país divididoHace ocho meses, la canciller, Ángela Merkel, anunció que su país recibiría a un millón de refugiados provenientes de las guerras de Oriente Medio. En ese entonces sus compatriotas acogieron a los recién llegados con los brazos abiertos.Pero hechos como los ataques sexuales del 31 de diciembre en Colonia y otras ciudades de Alemania le han dado un vuelco a la situación. Hoy, mientras que la canciller está a la defensiva y su popularidad está por primera vez debajo del 50 por ciento, los discursos racistas han ganado un espacio que antes no tenían.A finales de diciembre, Björn Höcke, el líder del partido ultraderchista Alternativa para Alemania, dijo que los europeos y los africanos tenían “estrategias reproductivas diferentes”. También se refirió a “utilizar de una forma óptima el espacio vital”, un término que remite directamente a la ideología nazi.El incidente Clausnitz es grave entre otras razones porque los atacantes utilizaron en varias ocasiones el término ‘volk’ (o sea ‘pueblo’, en alemán).Este suele emplearse con extrema cautela  en Alemania, pues el partido de Adolf Hitler se lo apropió en sus discursos de los años treinta. Desde entonces, dejó en el una marca de odio que aún no se ha borrado.Gran parte del renacer extremista teutón se ha registrado en la zona oriental del país, donde antiguamente se encontraba la República Democrática Alemana. En su zona sur se encuentra el estado de Sajonia, en cuya capital Dresde prosperó el grupo Pegida, conocido por su discurso antiinmigrante y nacionalista.La frase “Wir sind das Volk” remite a las manifestaciones populares que derrocaron al gobierno de Alemania Oriental entre 1989 y 1990. En ese entonces, esta tenía como fin negar que el Partido Comunista fuera el representante legítimo del pueblo alemán.Pero en el incidente de Clausnitz es claro que su significado se tergiversó, y que los manifestantes negaron con vehemencia que un refugiado árabe pueda algún día pertenecer al pueblo alemán.El ministro del Interior del estado de Sajonia, Markus Ulbich, también reaccionó: “Vi el video. Lo sucedido es profundamente vergonzoso. Las imágenes tienen un lenguaje propio. El ministerio del Interior va a revisar este operativo con todos los involucrados para, luego, tomar medidas”.Muchos de sus compatriotas han compartido sus palabras. A través de las redes sociales, han rechazado con vehemencia los cantos extremistas.La gran mayoría de los alemanes se avergüenzan del pasado criminal de su país y ven con angustia la reciente explosión de hechos racistas. En 2015, se registraron 1.027 ataques contra centros de refugiados, de los cuales 177 fueron violentos.