Ni el inclemente sol de Cartagena un lunes a las 9 de la mañana le quitó fuerza a las palabras de Álvaro Uribe. Con la vehemencia que ha caracterizado su discurso en últimos meses, el jefe político del Centro Democrático habló duro sobre el acuerdo histórico que firmarán el presidente Juan Manuel Santos y el comandante de las FARC, Timoleón Jiménez.Los mayores críticos del acuerdo con las FARC llegan a Cartagena y lideraron una cadena humana. El castillo de San Felipe de Barajas fue construido por los españoles en el siglo XV como un fortín inexpugnable, sinónimo de poder y supremacía. Seis siglos después se convirtió en la trinchera del senador y expresidente Álvaro Uribe Vélez. Repite una y otra vez "a los amigos del Sí", que también quiere la paz como ellos, pero no a cualquier precio. Insiste que el acuerdo que firmarán este lunes el presidente Juan Manuel Santos y ‘Timoleón Jiménez‘, es un pacto de impunidad.Uribe, quien le había rogado a los jefes de Estado invitados a la firma de la paz que se abstuvieran de ir a Cartagena, llegó a primera hora de este lunes para liderar su resistencia civil a los acuerdos de paz. No lo hizo solo. Lo acompañaron varios de los senadores y representantes de su partido, el Centro Democrático, y el precandidato presidencial Óscar Iván Zuluaga. Pero ellos no serían los protagonistas estelares de la cadena humana que formaron a los pies del castillo, bajo un sol canicular.El carismático pastor Arrázola, líder de la congregación cristiana Ríos de Vida, y Alejandro Ordóñez se robaron el show. El pastor fue el encargado de ponerle pueblo, o fieles, a la manifestación. El exprocurador debutó en la plaza pública y fue recibido con gritos de "Presidente, presidente".Pasadas las 9 de la mañana, mientras el presidente Santos rendía homenaje a las Fuerzas Armadas en un desayuno privado, Uribe se montó en el platón de una camioneta y micrófono en mano retó a Santos a un debate, pidió a la comunidad internacional no aceptar la impunidad para el mayor cartel de la droga, pues así se refiere a las FARC, y dio la palabra a alguno de sus senadores más combativos. Aplaudió y sonrío mientras Paloma Valencia pronunciaba su discurso, cargado de adjetivos contra Santos y Timochenko.Pero Ordóñez fue el que se llevó las mayores ovaciones de la mañana. Si este fue su debut en plaza pública, lo saldó con éxito. No en vano el público le era favorable. La gente rspondía "así sea" cuando invitaba a votar por el No, y hasta inició un estribillo que la gente no paró de repetir: "No al plebiscito, no al plebiscito".Y cuando se refirió a su tesis de que el acuerdo de La Habana consagra la ideología de género, la gente se arrancó a gritar de forma expontánea: "los niños se respetan, los niños se respetan".Con el ambiente encendido, el turno fue para el pastor Arrázola, a quien Uribe se refería con admiración. Vestía una camiseta amarilla de la selección Colombia, como lo hacían la mayoría de sus fieles. Citaba pasajes bíblicos y rechazaba "la paz de Santos", a quien llamó traidor."Nuestras trincheras son las calles de Cartagena". Y acompañado del exprocurador Ordóñez y el pastor Arrázola, salió a a resistir a la vera del Castillo de San Felipe.

Foto: Carlos Julio Martínez / SEMANA

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