En la ciudad de Kinshasa, capital de la República Popular del Congo (antiguo Zaire), la población esperaba con angustia al final de la semana pasada el ataque de los guerrilleros tutsis que, con el apoyo del ejército de la vecina Ruanda, se agrupaban en sus alrededores. Entre tanto el paradero del presidente Laurent Kabila, quien hace poco derrotó al interminable Mobutu sese Seko, seguía en el misterio.