Tiene razón Antonio Caballero cuando afirma en la edición #868 que a Gaviria lo eligió un huérfano, a Samper un narcotraficante y a Pastrana un guerrillero. Sin embargo es importante aclarar que tanto a Gaviria como a Pastrana ese decisivo apoyo fue hecho de cara al país y ante los ojos de todo el mundo, con cámaras de televisión incluidas. El apoyo a Samper, por el contrario, fue realizado en la sombra, bajo la clandestinidad y, a pesar de todas las evidencias, reiterativamente negado por el primer beneficiario, quien sigue asegurando que nunca vio al elefante en la casa. Consecuencia de ello fue el caótico cuatrienio que todos queremos olvidar. David Vásquez Awad Bogot