Buenos Aires.- El gobierno y los propietarios rurales se mostraban el lunes intransigentes en sus posturas, por lo que parece improbable que el paro patronal se solucione antes del 15 de mayo, plazo fijado por las cuatro organizaciones del agro. Los dirigentes agrarios reclaman la suspensión del nuevo sistema de retenciones (gravámenes) móviles a las exportaciones de soja y girasol, en rechazo del cual realizaron en marzo un paro de 21 días que ocasionó desabastecimiento de alimentos e insumos. El pasado miércoles reiniciaron la medida de fuerza y anunciaron que el 15 de mayo, si no se atienden sus exigencias, prolongarán el paro y lo harán más contundente. Desde hace varios días los dirigentes de la protesta pronostican que seguramente no habrá acuerdo. El gobierno, a través de la presidenta Cristina Fernández y de altos funcionarios, ha manifestado que no negociará bajo presión, calificó el paro de "irracional" y anticipó que el sistema de retenciones móviles es inmodificable, aunque podría admitir correcciones en su implementación. La Presidenta y varios de sus colaboradores recuerdan que los propietarios rurales han obtenido en los últimos cinco años ganancias muy abultadas por el alto precio internacional de sus exportaciones y gracias a ventajas comparativas que les acordó el gobierno. Sostienen también que los gravámenes persiguen impedir que los propietarios rurales trasladen los altos precios internacionales al mercado interno y que constituyen una herramienta de redistribución social. El conflicto parece irse politizando rápidamente, a medida que los "ruralistas" reciben el apoyo de la oposición moderada y de derecha, mientras el gobierno, enrolado en la izquierda peronista, va cosechando el respaldo de sectores "progresistas" diversos. Los dirigentes de la protesta dijeron inicialmente que se limitaría a la presencia de agricultores a la vera de las rutas y a la decisión de no comercializar granos destinados a la exportación. Pero en distintos puntos del país los "ruralistas" han cortado el tránsito durante varias horas y no permiten el paso de camiones cargados con cereales o vacunos, así como vehículos con "cargas internacionales", procedentes de países vecinos. Este lunes un sector de productores interrumpió la circulación por el túnel subfluvial que une las ciudades de Santa Fe y Paraná, a unos 500 kilómetros al noroeste, provocando un enorme congestionamiento de vehículos. Alfredo de Angélis, líder del sector más intransigente de la protesta, anunció el domingo que sectores urbanos que simpatizan con el paro realizarán "cacerolazos" en distintas ciudades del país. Un reducido grupo ya inició ese golpeteo el domingo por la noche en barrios residenciales de esta capital. En reacción, sectores sociales, sindicales y de "piqueteros" (desempleados), que respaldan a la presidenta Fernández, amenazan con ganar las calles para neutralizar un clima político que califican de "golpista".     Reuters