Por ley, la autonomía médica en Colombia está garantizada. Así lo estipuló la Ley Estatutaria en Salud, previendo que sin esta condición no es posible prestar una atención de calidad. Sin embargo, en ocasiones el cumplimiento de ese precepto se ha puesto en duda por intereses que pueden llegar a constreñir el libre desempeño de la profesión médica. Ahora bien, como los recursos son finitos, el dilema es si los médicos deberían desempeñar su trabajo pensando en la sostenibilidad o si esto, por el contrario, iría en contra de la autonomía médica. Para resolver esa encrucijada hay un elemento que puede ser clave: la autorregulación. Esta se aplica en todos los niveles y actores. Por un lado, debe venir desde la formación del talento humano en salud. Como dice el decano de Medicina de la Universidad de La Sabana, Álvaro Romero, hoy es necesaria la formación de médicos costo-conscientes; es decir, capaces de conocer qué es lo ideal, qué tiene evidencia, pero además qué puede aplicarse en su contexto. Lea también: Corte salva la ley estatutaria de la salud Allí entra otro actor: los gobiernos médicos. Dentro de su propia autonomía, pueden definir reglas de interacción entre la sostenibilidad y el manejo del conocimiento. Como dice el ministro Juan Pablo Uribe, “El gobierno médico tiene discusiones, siempre buscando la calidad de la atención, pero siendo consciente de la autorregulación”. Por eso, cuando existen gobiernos médicos, disminuyen los recobros al sistema. Por otro lado, la autorregulación también debe venir de pacientes, industria farmacéutica y aseguradoras. Los primeros deben crear conciencia para no causarle costos innecesarios al sistema; las farmacéuticas deben cumplir sus códigos de ética; y las EPS y empresas de medicina prepagada hacer uso del código de autorregulación que firmó recientemente Acemi, el gremio que las reúne. Ingrese a www.ForosSemana.com para más información de este y otros foros.