Con sorpresa he leído el artículo titulado 'Tupamaros al ataque', publicado por la revista en la edición #904, en el que se hacen una serie de conjeturas sobre los móviles que llevaron a un grupo ilegal armado venezolano a reclamar con actos vandálicos contra la representación diplomática de Colombia en Venezuela, la libertad de cuatro ciudadanos venezolanos que nos encontramos en la penitenciaría La Picota bajo el cargo de rebelión. Es cierto que estoy siendo procesado por la Fiscalía bajo el cargo de rebelión, sumario en el que las autoridades colombianas han deducido que soy rebelde por haberme aprehendido en el mismo lugar donde se encontraba una pareja de insurrectos colombianos vestidos de civil. No hay contra mí ninguna otra prueba ni se me ha formulado ningún otro cargo, situación procesal y probatoria que es extensible a las otras personas procesadas conmigo, por lo que carece de veracidad la indicación de que el también procesado Miguel Salazar fue "herido en los hechos", cuando las lesiones que éste padece fueron causadas no por heridas en refriega, que no la hubo, sino por las torturas a las que fue sometido después de haber sido capturado.Asimismo la afirmación que hacen de que los ciudadanos venezolanos no "han logrado contrarrestar las evidencias de que estarían involucrados en una operación de ventas de fusiles, que destinados a las Farc, fueron encontrados por el Ejército", es totalmente injuriosa, dado que no estamos procesados por tráfico de armas.Igualmente, carece la publicación de fundamento para propagar que el suscrito Carlos Manuel Pino García, "parece ser el comandante". Me permito rectificarles que si su deducción es que soy dirigente de las Farc, ello es calumnioso, pues la falsa sindicación que me hacen los militares y la Fiscalía es la de ser un rebelde raso; y si es del supuesto grupo los Tupamaros, carecen ustedes aún de la coartada que le ofrece el proceso que se adelanta contra mí, dado que en Venezuela no he sido procesado por ningún delito y carezco de antecedentes penales.También es falsa la versión que entregan ustedes según la cual a los cuatro venezolanos injustamente procesados por rebelión se nos incautó, al ser capturados, carnés del Movimiento V República. Ello es insulso y de mala fe, y demuestra en todas sus dimensiones el porqué de nuestro procesamiento: el interés de perjudicar al gobierno de Venezuela e introducir otro elemento de tensión en las relaciones colombo-venezolanas.Sepan ustedes, que si la justicia colombiana actuara con equidad, también debería haber procesado a los congresistas estadounidenses, al presidente de la Bolsa de Nueva York y a otros personajes que se han reunido con la guerrilla colombiana. La situación de éstos es idéntica a la mía, con la única diferencia, de que está demostrado que éstos se entrevistaron con conocimiento de causa con la insurgencia, lo que no acontece conmigo. Carlos Manuel Pino García, Penitenciaría Central La Picota Bogotá