Hubo un tiempo en que la palabra ‘bámbaro’ era un insulto, aunque de tanto decirla en las calles pastusas, la acabamos usando para todo: “¿Quihubo, bámbaro?”, por ejemplo, es nuestra forma de saludar a los amigos. Etimológicamente, la palabra, de origen quechua, significa terreno llano o valle sin altura. Sumando ambas referencias, podríamos encontrar una definición posible para Bambarabanda: son los amigos del Valle de Atriz.La primera vez que en Pasto se escuchó hablar de esta agrupación fue a la vuelta del siglo, cuando surgió como grupo teatral bajo el mando de Juan Fernando Cano y Donny Guevara. El teatro dominaba la vida cultural de la ciudad, gracias a gente como José Alberto Bolaños, Kunda Santacruz y Daniel Olarte. Sin embargo, el talento musical de los jóvenes del grupo se impuso a su faceta dramatúrgica y Bambarabanda se convirtió en una andina banda de rock.Sonidos del mundo

Foto: Cortesía BambarabandaPasto no ha sido precisamente una ciudad roquera. Por aquello de que está ubicada entre Tumaco y Cali, la salsa y el bolero dominaron durante décadas el panorama sonoro e incluso el jazz tuvo más fuerza que el rock, debido a la proliferación de grandes músicos como Eduardo Maya, Antonio Burbano o Edy Martínez, ganador de tres premios Grammy.Pero aquí hubo rock –y muy buen rock– en la década de los ochenta, gracias a grupos como Big Ventor o Los Mapson. Luego, existieron pequeñas escaramuzas que poco trascendieron, acalladas por las orquestas tropicales y el resurgimiento de la música andina bailable, hasta que apareció Bambarabanda, esta vez movida por un músico de mucho talento, Yeimy Argotti, heredero de la tradición jazzística de Maya, Burbano y Martínez.Dos cosas marcaron el paso firme de la agrupación hacia la fama. Por un lado, la relación de sus integrantes con sus raíces: si la onda andina se trataba de quenas, charangos y zampoñas, no había mejor forma de encajarla en la modernidad que con las guitarras eléctricas, el bajo y la batería, a los que sumaron los antecedentes de Holanda hasta la Argentina e incluso una referencia muy pastusa: la del virtuoso músico y productor Javier Martínez Maya, creador de las bandas Trigo Negro y Sol Barniz.La banda se benefició de la intención de Argotti y compañía de cantar y contar la verdadera historia de “la tierrita”. La primera estrofa de Agualongo y los obligaditos, canción incluida en su álbum de 2007, El baile de los obligaditos, es bastante diciente: “Capusigra, Tamasagra, Agualongo, guerreros de sangre. Santander, Bolívar, De Aldana, héroes de la patria. Lucharon, guerrearon, los buenos ganaron y libertadores huyeron. Y después, por eso, prejuicios ganamos, de ingenuos tildaron”.Música y un poco másEl lado musical de Bambarabanda se ha ampliado hacia nuevos frentes de esa globalidad que supone la Latin Music Alternative y el nuevo tropicalismo colombiano, por eso sus mezclas van del soul funk a la cumbia y del balkan beat sound al sonsureño y al quisindi-quindi, tonada básica de las fiestas de pueblo en Nariño. La inclinación histórica del grupo se ha reflejado en una rica puesta en escena en cada presentación, y en una diversidad de acciones que hoy toda la ciudad aplaude.Una de estas acciones pertenece a la Fundación Bambarabanda Arte Móvil, que realiza grabaciones, llamadas Itinerancias Musicales, con niños de diferentes pueblos de Nariño, y cuyo objetivo es promover la música entre los pequeños en zonas de conflicto. El surgimiento de esta fundación refleja el talento natural que existe en Nariño, al igual que lo hizo el surgimiento de la Fundación Sonidos de Libertad, del también pastuso Luis Adrián Eraso.Este es el mismo talento natural de los integrantes de Bambarabanda: el hermano de Yeimy Argotti, José, es diseñador gráfico, y a él se debe la inspiración de sus carátulas y sus videoclips; los demás miembros de la agrupación son Carolina Ponce, Adriana Benavides, Pablo Muñoz, Adrián Álvarez, David Narváez y Favio Portillo.Bambarabanda le ha dado una dinámica alternativa a la escena musical de Pasto. El fervor con el que los sigue toda una comunidad se ha evidenciado en el sanctasanctórum de los eventos pastusos: el Carnaval de Negros y Blancos. Dada la proliferación de bandas y orquestas internacionales que asisten, participar en varias ediciones es todo un logro, al que se suman sus reconocimientos nacionales: fue la Banda Revelación de Rock al Parque en 2009, la Mejor Banda Alternativa en los Premios Shock 2009 y la Banda del Año en los Premios Subterránica 2014.Aquí no termina la historia: Bambarabanda les ha dado paso a otros grupos nacidos en su seno, como el Sexteto Caracha, y con toda seguridad lo seguirá haciendo con nuevas agrupaciones, porque si algo ha sabido demostrar es que, en el Valle de Atriz, la cantidad de amigos es infinita.*Editor de Radio Gladys Palmera.