El negocio marcó el comienzo de la privatización de los servicios públicos en Colombia. En 1988, Bogotá producía 3.800 toneladas de basura y la Empresa Distrital de Servicios Públicos (EDIS) sólo podía recoger la mitad. Era una situación insostenible. Hubo necesidad entonces de declarar una emergencia sanitaria y se invitó a empresas particulares para que recolectaran las basuras y barrieran las calles. En 1989 se firmaron contratos con dos empresas _Ciudad Limpia y Lime_ para que cubrieran diferentes zonas de la ciudad. La inversión y el conocimiento de firmas extranjeras socias de las nuevas recolectoras fueron determinantes para la transferencia tecnológica y de conocimiento que marcaron una diferencia muy grande con el sistema anterior.Esta contratación con empresas particulares fue en el primer intento que hizo Colombia por modernizar, racionalizar e innovar un servicio prestado deficientemente por el Estado. El ejemplo fue seguido luego por varias ciudades del país.