El robo de celulares parece un delito de nunca acabar. A pesar de los esfuerzos del Gobierno para implementar medidas que no permitan la venta de los equipos robados, entre ellas, la creación de registros, el mercado negro de estos aparatos subsiste.  Los controles también vienen de la Policía que mantiene su lucha en contra de los conocidos reducidores de celulares, personas dedicadas a comprar aparatos robados de gama alta que venden a precios más bajos. El miércoles 9 de septiembre, la Policía Metropolitana de Bogotá realizó un operativo relámpago en el cual allanó 36 locales en el centro comercial Sabana, ubicado en la calle 13 con carrera 14. Hasta ese lugar llegaron al menos 300 agentes en la búsqueda de dispositivos hurtados.   El hallazgo no deja de ser preocupante. La Policía encontró 700 celulares robados, además de sim card, tabletas y computadores. En la operación fueron capturadas 11 personas las cuales tendrán que responder por los delitos de receptación de elementos hurtados y daño informático.   Pero la sanción no queda allí. Los locales a los que se les encontró los celulares hurtados serán objeto de extinción de dominio. Así lo dijo el comandante de la Policía Metropolitana, general Humberto Guatibonza.   El allanamiento, que duró tres días, se realizó justo al lado del lugar en donde un año antes se efectuó otro operativo que tenía el mismo propósito, desmantelar la venta de este tipo de aparatos.  En esa oportunidad fueron incautados más de 6.500 celulares.