En términos económicos, la riqueza de un país es creada por sus empresas. Así, la productividad es medida como la capacidad relativa que tienen los factores productivos de crear valor al ser utilizados en las compañías. En Colombia, la productividad total de los factores se redujo 0,3% el periodo de 2006 a 2016. Es decir, el crecimiento económico nacional en los últimos años fue posible gracias a la mayor utilización de factores productivos, no a un aprovechamiento más inteligente de estos.    Los comentarios de analistas y académicos sobre el reporte de la OECD se han centrado en los ajustes regulatorios e institucionales recomendados, pasando por alto que, en concreto, lo que se requiere es alcanzar mayores niveles de sofisticación, diversificación productiva e internacionalización de la economía nacional, es decir, de sus empresas. Son estas las que deben incorporar mayor conocimiento en sus modelos de negocio y en sus procesos productivos, aprovechando las ventajas de los mercados internacionales. Las empresas interesadas en avanzar en este proceso deben ser apoyadas por las instituciones del gobierno nacional, gobiernos locales, universidades, gremios y cámaras de comercio, entre otros agentes relevantes a través de programas pertinentes. Le puede interesar: Las empresas con más mujeres directivas generan más ganancias Otro aspecto del reporte de la OECD que no debe ser pasado por alto es la recomendación explícita para que el proceso de transformación productiva de la economía colombiana se apalanque en las fortalezas competitivas de las regiones del País a través de la agenda de iniciativas cluster. Los programas de impulso a la competitividad a través de clusters en Colombia empezaron a implementarse en Antioquia y Bogotá a inicios de este siglo, con base en las recomendaciones que en los noventa hizo Michael Porter a varias regiones. Posteriormente, Atlántico y Santander y otros departamentos se sumaron a este proceso. Desde la creación de iNNpulsa en 2012, se ha promovido la creación de varias iniciativas cluster en el País, a través de las cuales las empresas participantes definen planes de trabajo para impulsar su competitividad y desarrollar nuevos modelos de negocio con enfoque global. Varios casos regionales han alcanzado importantes resultados en pocos años, validando la recomendación de la OECD. Por ejemplo, este esquema de trabajo ha permitido que varias empresas del Cluster Metalmecánico de Caldas hayan consolidado en 2017 como una de sus líneas de negocio la producción de componentes para el sector astillero y aeroespacial. El desarrollo de nuevas capacidades productivas en una cadena tradicional ha hecho posible que en las montañas de Caldas se empiecen a fabricar partes para buques y aeronaves. En Arauca, el Cluster de Cacao ha logrado impulsar exportaciones a Holanda y el Cluster de Construcción Sostenible de Santander ha implementado una agenda de formación especializada en alianza con gremios, universidades y empresarios del Departamento. En el Valle del Cauca, las empresas de los clusters de Macrosnacks y de Proteína Blanca han desarrollado productos sofisticados para los exigentes mercados de California y Alemania. Además, importantes recursos del Fondo de Regalías de la Gobernación están siendo invertidos en la implementación de una agenda de investigación y desarrollo tecnológico para la industria de Proteína Blanca en la Universidad del Valle. Le recomendamos: ¿Inflación deja de ser ‘el coco‘? En Bogotá-Cundinamarca, el trabajo coordinado entre empresarios, universidades e instituciones permitió que la Agenda Integrada de Competitividad, Ciencia Tecnología e Innovación priorizara los proyectos que serán implementados para impulsar la competitividad de las Iniciativas Cluster de la Ciudad-Región en los próximos años. Parafraseando al economista venezolano Ricardo Hausmann, la innovación, el desarrollo tecnológico y la sofisticación productiva conllevan a la evolución de los sectores tradicionales, desencadenando nuevas capacidades competitivas que incrementan la productividad de las empresas. Incrementar la productividad empresarial no solo se trata de mejorar cómo se produce, sino de evolucionar en términos de las capacidades regionales para la generación de nuevos bienes y servicios. Esta dinámica permitió, por ejemplo, que Costa Rica haya pasado de ser un exportador menor de insumos médicos básicos a consolidarse como referente regional en la producción y exportación de dispositivos médicos de alta tecnología. No se debe perder de vista que los datos de la OECD son agregados a escala nacional, escondiendo así algunos casos exitosos de empresas y regiones que han logrado importantes avances en materia de sofisticación productiva e internacionalización a través de los programas de iniciativas cluster. Se deben identificar esas buenas experiencias, sus mejores prácticas e intentar replicarlas en otras regiones. Por Carlos Andrés Pérez Ramírez, Director Económico y de Competitividad de la Cámara de Comercio de Cali. Lea también: En enero las exportaciones regresaron al terreno negativo