El aeropuerto de O’ Hare en Chicago antes de navidad recibió el cargamento más curioso de su historia. El encargado no podía creerlo cuando descubrió en los rayos X que esas neveras azules llevaban unos objetos que se parecían sospechosamente a cabezas humanas. Y menos cuando destapó los contenedores y lo confirmó. Se trataba de 18 restos que llegaron congelados desde Italia, debidamente marcados con nombre y causa de la muerte. Un centro de investigación científica en Roma las había enviado para que fueran cremadas, pero se generó un malentendido porque llegaron como un cargamento corriente y sellado para que no fueran manipuladas. Después de que todo se aclaró, arribaron a su destino final: un horno en Chicago.