Una de las principales trabas para el desarrollo del mercado de vivienda en el país está en el hecho de que muchos compradores no logran hacer el ahorro necesario para la cuota inicial. A veces ni siquiera logran complementar el subsidio que da el Gobierno, el cual está dirigido solo a quienes adquieren Vivienda de Interés Social (VIS). Sin embargo, los colombianos que trabajan en el sector defensa disfrutan de una de las pocas excepciones. En efecto, desde hace 72 años cuentan con la Caja de Vivienda Militar, actualmente llamada Caja Honor, que funciona como el Fondo Nacional del Ahorro en la medida que administra las cesantías de sus afiliados y les da crédito para la compra de vivienda. Pero además entrega un subsidio a sus ahorradores para que puedan hacer su cierre financiero. Actualmente el Gobierno entrega un subsidio de vivienda de máximo $25 millones para cuota inicial y hasta $15 millones en la tasa de interés. Mientras tanto, los empleados de las fuerzas militares y policiales, como compensación por su labor, así como por su persistencia en el ahorro, reciben $33 millones si son soldados profesionales, $44 millones si son suboficiales y $100 millones si son oficiales. Estas ventajas forman parte del régimen especial que cubre a estos empleados públicos, justamente por la labor que realizan y para compensar sus largas y riesgosas jornadas de trabajo. La Caja Honor tiene el objetivo de ayudarles con una solución de vivienda a sus 394.000 afiliados, los cuales deben ahorrar mensualmente entre 8% y 10% de su asignación salarial. Pueden recibir el subsidio después de aportar 168 cuotas (14 años). Le puede interesar: Con subsidios para compra y mejoramiento de vivienda, se busca impulsar al sector En el pasado la Caja también construía, pero desde 1994 solo promueve proyectos de vivienda y funciona como entidad financiera. De hecho, José Andrés Jiménez Amaya, subgerente de la entidad, explica que financian los subsidios con un aporte del Ministerio de Defensa y con las utilidades operativas de la Caja, que el año pasado sumaron $260.000 millones. Las utilidades netas, donde ya se descuenta lo que deben guardar para pagar los subsidios, fueron de $2.368 millones, 7,3% más que las de 2017. Poder de negociación La Caja Honor trabaja en asocio con los constructores, en busca de soluciones de vivienda que se ajusten al presupuesto y a las necesidades de sus afiliados. Eso les permite obtener mejores precios, pues pueden negociar la compra de varias unidades en un mismo proyecto. Amaya estima que al año esta entidad le inyecta $1,6 billones al sector inmobiliario nacional. Si bien consiguen ofertas en todos los niveles de precios, se les dificulta más hacerlo en un programa que tienen para los héroes heridos o caídos en combate, a quienes les entregan una vivienda de $62,2 millones si son soldados profesionales. Si el beneficiario no alcanzó a completar el ahorro, la Caja pone el faltante. A los suboficiales víctimas de alguna de estas situaciones les dan una vivienda de $79,8 millones y a los oficiales de $104,4 millones. Ya han entregado 600 unidades, pero es difícil encontrar viviendas nuevas de ese valor.

Los afiliados a la Caja, todos de las fuerzas militares y policiales, reciben un subsidio de vivienda, que se suma a su ahorro y sus cesantías De largo plazo A la Caja Honor, que adoptó ese nombre en 2015, la vigila la Superintendencia Financiera en la categoría de instituciones oficiales especiales. Allí también están Bancoldex, Findeter, la FDN, Finagro, Icetex, Fonade, Fogafín, el Fondo Nacional del Ahorro, Fogacoop y el Fondo Nacional de Garantías. De ese grupo, la Caja es la séptima por activos con $6,8 billones, que corresponden principalmente a los ahorros y a las cesantías de sus afiliados. Estas también tienen un comportamiento particular, pues no se giran el 14 de febrero de cada año en un solo pago, sino que se consignan mensualmente. Tener este tipo de aportes para el largo plazo implica que en la Caja deben buscar opciones de inversión para responder con los recursos 14 años después. Por eso tienen 99% de su portafolio en deuda pública y el 1% restante lo están empezando a invertir en deuda privada. Debido a que su régimen de inversiones está atado a los papeles en UVR, la Caja es muy sensible a lo que suceda con la inflación. Precisamente, como se prevé que este año el Fenómeno de El Niño afecte el nivel de precios, estiman que eso puede impactar sus utilidades y las ven un poco por debajo de las del año pasado (esperan unos $250.000 millones). La alta dependencia del dato de inflación también se evidencia en el trabajo que hace el equipo de tesorería de la Caja. Este en 2018 fue el más acertado en pronosticar el costo de vida, según un ranking de analistas que lleva el Banco de la República. Le sugerimos: La vivienda está creciendo con Cartagena La cartera de la Caja llega a $25.000 millones con muy buena calidad, pues no registran préstamos vencidos. Eso se explica porque este es un crédito de libranza, que se descuenta directamente de la nómina del deudor. Esto también implica un desafío para los empleados de las fuerzas que, al tener un empleo relativamente estable, reciben el acoso de firmas de falsas libranzas que les prometen dinero rápido si sacan su ahorro de la Caja. Pero en ese caso pierden el derecho al subsidio de vivienda. La explicación de ese fenómeno radica en que muchos no pueden esperar 14 años o porque quieren usar su ahorro para otros fines. Por este motivo en la Caja están trabajando en un proyecto de Ley que les permita crear un ahorro voluntario para destinarlo a otros gastos, como educación. Los afiliados que llegan a los 14 años y reciben el subsidio ya no están obligados a ahorrar más y la Caja les administra sus cesantías. De ese momento en adelante pueden usarlas como el resto de trabajadores. La Caja Honor, dirigida por el general (RA) Luis Felipe Paredes, Cadena, es un modelo de ahorro, subsidio y crédito que se mantiene firme con sus afiliados y con el sector vivienda. Lea también:  En 2018 colombianos gastaron $32 billones en viviendas nuevas