A raíz de un comentario que hizo Antonio Caballero sobre la vieja fotografía, con pinta de sardino, que siempre acompañaba la columna de D'Artagnan en el diario El Tiempo, Roberto Posada García-Peña decidió cambiarla. Pero el cambio de foto no duró mucho. Aunque era más reciente y apareció unas cuantas veces, un lector del periódico le hizo caer en cuenta que algunos de los columnistas colombianos más leídos -María Mercedes Carranza, Plinio Mendoza, Enrique Santos y María Isabel Rueda- habían adoptado la misma pose 'intelectual' de aparecer fotografiados en sus columnas con la mano sobre la quijada. Entonces D'Artagnan decidió que lo mejor era tomarse otra fotografía que, según la suegra del periodista, no lo favorece porque le pone más años de los que tiene. Sin embargo, Roberto piensa que es perfecta porque, según dice, "siempre he tenido vocación de viejo".