El flamante canciller (primer ministro) alemán Gerhard Schroeder no deja de impresionar con su carisma a sus conciudadanos. La semana pasada sorprendió a todo el mundo durante una invitación a varios coros infantiles para cantar villancicos en la Cancillería. Allí el gobernante, de 54 años, hizo una demostración de dominio del balón de fútbol que, entre otras cosas, subrayó el cambio generacional que significó su elección.