Sin los estudios respectivos En una de las clases de mi carrera de Derecho llegó una tarde uno de los profesores con mucho entusiasmo y nos dio una cátedra de una hora explicando las bondades y maravillas del recién montado programa Tiempo de volver. Muchos, incluido yo, fuimos escépticos y debatimos el porqué. Ahora leyendo en la revista la entrevista ‘El cerebro repatriado’ (SEMANA n.° 1709) me doy cuenta de que muchos programas y proyectos se hacen sin estudios respectivos y que muchos científicos comieron cuento y se vinieron por el amor a su patria, pero ahora andan como gitanos y lo más triste y más seguro es que les va a tocar volverse a trabajar e investigar por el país que los acogió y educó Qué falta de seriedad de Colciencias, hay programas que deberían tener toda la seriedad del gobierno, este es uno de ellos porque desacomodar y hacer renunciar e ilusionar a un científico colombiano para hacerlo volver y luego dejarlo tirado es de mucha bajeza. Luis Hernán Tabares Agudelo Riohacha Colombia cerró sus puertas Con respecto al artículo en la sección Gente ‘Para no olvidar’ sobre el cierre hace 70 años del campo de concentración nazi Auschwitz-Birkenau (SEMANA n.° 1708)  me permito la siguiente observación: Tal vez hubieran sido mucho más los judíos salvados por Colombia, si el entonces canciller Luis López de Mesa no hubiera promovido el decreto 1723 de 1938 y emitido la circular a las embajadas colombianas, donde expresamente solicitaba  “… poner todas las trabas humanamente posibles a las visas de nuevos pasaportes a elementos judíos”. Lo anterior contrasta con la expresión final del autor del artículo de la revista SEMANA que reza: “El segundo país más feliz del mundo les ofreció una nueva vida a los sobrevivientes que hace 70 años dejaron atrás el infierno de Auschwitz. Desde Colombia pudieron contar su historia, una que pronto quedará solo en el papel, una para no olvidar”. Fueron pocos los judíos y extranjeros beneficiados con las políticas migratorias de Colombia durante la época del nazismo; gran parte de esa historia quedó en el papel, en los archivos y en el olvido, y fue mucha infelicidad la que se les causó a las personas y familias judías que vieron cerradas sus oportunidades en Colombia. Jaime Carrizosa Moog Medellín La policía rural existe Respecto  a su artículo publicado en la presente edición ‘¿Por qué debería existir una Policía rural?’, (SEMANA n.° 1708) mencionó que desde hace más de 100 años opera la gloriosa Policía de Carabineros, como dependencia de la Policía Nacional, que se encarga de garantizar la seguridad rural. Crear una costosa gendarmería rural, similar a la que opera en Francia, de índole militar, que allá depende del Ministerio del Interior, demanda altos costos y se rompería la cohesión de las Fuerzas Armadas, hoy bajo el Ministerio de Defensa. Seguramente todos concluiremos hoy que la actual Policía de Carabineros, antiguamente escuadrones de guardias montados, garantizará la seguridad rural y el desarrollo social del campo, a nivel del posconflicto, hoy bajo la dirección de carabineros y seguridad rural, con sus 57 escuadrones móviles, con dependencia de la Policía Nacional. Su organización y funcionamiento es digno de imitar en el contexto policial internacional. Lo que se requiere es fortalecer la Policía de Carabineros, de acuerdo con las nuevas necesidades que impone el posconflicto. Construir sobre lo construido es lo más aconsejable. Me quito el sombrero ante el policía carabinero, a quien respeto y admiro. Además se garantiza que el personal que la integre, se escoja entre los mejores colombianos, sin antecedentes. General (r) Luis Montenegro R. Ex subdirector de la Policía Nacional Experiencias exitosas La propuesta del presidente Santos de crear en nuestro país una gendarmería a la manera de la gendarmería francesa (SEMANA n.° 1708) para garantizar la seguridad en las zonas rurales en las que históricamente el Estado no ha hecho presencia y de incorporar a ellas los desmovilizados de las Farc, suscitó toda suerte de reacciones, en particular, la de quienes se oponen al actual proceso de paz, pues ven en esta posibilidad el riesgo de que en esas zonas se acreciente la violencia como sucedió con los desmovilizados del EPL que se integraron al DAS rural de Urabá. Sin embargo, quienes se oponen a esta iniciativa silencian aquellas experiencias exitosas de otros países donde la selección de los integrantes se ha hecho cuidadosamente, sometiéndolos a procesos de reeducación política en los que se les inculca el respeto por las instituciones democráticas, por los derechos humanos y donde el Estado ha ejercido un permanente control y vigilancia. Como lo indica el columnista León Valencia (SEMANA n.° 1709) de facto las Farc han hecho presencia en 242 municipios en las últimas tres décadas y si bien realizando acciones violentas que han merecido el repudio nacional, también han ejercido funciones policiales ante la ausencia del Estado. Nadie más que ellos conocen estas zonas alejadas de los grandes centros urbanos y con su vinculación a la policía rural se evita que, una vez desmovilizados, se integren a bandas criminales como ha venido sucediendo con los desmovilizados de las autodefensas y que en esas zonas la única fuerza pública sea la fuerza legítima del Estado. Se trata de una magnífica iniciativa cuya discusión nos sitúa desde ahora en el escenario del posconflicto donde algunos desmovilizados de las Farc pueden encontrar una nueva oportunidad para sus vidas. Con ella se pretende impedir que los espacios que dejan las Farc sean ocupados por otros actores armados y que los ingentes esfuerzos del gobierno en pro de la paz se pierdan con las nefastas consecuencias para las futuras generaciones. Juan Manuel Jaramillo Uribe Manizales De billones y millones En la página 71 de la edición n.° 1708  aparece la siguiente información: “5,5 billones de años luz es la distancia a la que se originó una señal de radio, de apenas milisegundos (...)”. Esa cifra de 5,5 billones de años es errónea a la luz de los siguientes datos: en español 5,5 billones es 5.500.000.000.000, lo que supera ampliamente la edad del universo, que es de 13.800.000.000 de años. Si dividimos los 5,5 billones por dicha edad nos da 398,5, o sea, que la edad del universo cabe 398 y media veces en la cifra informada por SEMANA. ¿Cuál fue el origen de este error garrafal? La traducción de la palabra inglesa ‘billion’ por la española ‘billón’. Ocurre que ‘billion’ equivale a 1.000 millones (1.000.000.000) y ‘billón’ a un millón de millones (1.000.000.000.000). La traducción correcta de ‘billion’ es ‘millardo’, o bien, ‘mil millones’. Para evitar que muchos lectores queden mal informados, me permito sugerir que se publique la corrección del error. Federico Díaz González Bogotá