De Clara López N. de la R. La candidata del Polo Democrático ha enviado esta carta que publicamos en su totalidad en Semana.com. Por limitaciones de espacio, resumimos aquí algunos de los apartes más pertinentes. Puede ser que haya habido “una campaña tan cochina contra una mujer”, pero no la conozco. En las entrevistas en distintos medios (…) se rebasaba el lindero de la información con una batería de preguntas que pretendían asociarme de cómplice al carrusel de la contratación (…). La matriz de opinión que “generaron los medios” (…) fue la de una mujer que se hizo de la vista gorda, que no era de fiar y que por tanto, a pesar de que reconocían que era persona honesta, no podía ser confiada con la Alcaldía Mayor de Bogotá (…). Está ampliamente documentado que fui yo quien le pidió públicamente la renuncia a la Alcaldía al entonces alcalde Samuel Moreno en representación de la colectividad; que una vez surtido el debido proceso interno, los hermanos Moreno fueron separados del partido por su comisión de ética (…). Talvez me puedan mostrar un ejemplo de otro partido que haya actuado de esta manera. No lo conozco (…). SEMANA trae un ejemplo del trato  desigual y discriminatorio del que hablo. En el artículo, ‘Germán es el man’ (…) se afirma, diría yo con admiración en vez de reproche: “Que un cachaco –refiriéndose a Germán Vargas– triunfe en esa zona (la costa Caribe) no es poca cosa. Obviamente esas victorias se basaron en uno que otro aval cuestionable y algunas transacciones poco éticas. Pero en el mundo de la política las cosas funcionan así. Y aunque los votos son más de maquinaria que de opinión, eso le da más solidez a la victoria de Vargas, pues la opinión cambia y la maquinaria, cuando está aceitada, repite”.  Me pregunto ¿cuál habría sido el texto de encontrar semejante comportamiento en algún partido de corriente ideológica adversa a las afinidades de la revista? (…). Clara López Bogotá De Asocaña Ante la columna de opinión de León Valencia publicada el 24 de octubre de 2015 (edición n.º 1747), titulada ‘Los azucareros, RCN, los sindicalistas y la izquierda’, me permito aclararle algunos aspectos relacionados con temas laborales de la industria azucarera. Al respecto, ponemos a su disposición información relevante sobre la situación laboral del sector: • Los corteros de caña reciben ingresos que en promedio superan 2,8 veces el salario mínimo. • Todos esos trabajadores cuentan con contratos laborales a término indefinido, con los ingenios azucareros o por empresas especializadas que prestan el servicio de cosecha. • El libre derecho de asociación y de petición colectiva se respeta y se mantiene en práctica en todos los ingenios azucareros. Así, el 95 por ciento de los corteros está afiliado a algún sindicato. • Existe al menos un sindicato de base en cada una de las empresas productoras de azúcar (12 sindicatos en total). • Todos los sindicatos están afiliados a alguna de las confederaciones sindicales. • En todos los ingenios existen convenciones colectivas de trabajo. Es importante mencionar que estas cifras deben ser analizadas en el contexto de la realidad laboral que afecta a la economía colombiana y en especial al sector agropecuario. Por lo anterior, se puede afirmar sin limitación, que todos los ingenios ofrecen empleo de calidad, con salarios justos a todos sus trabajadores incluidos, por supuesto, los corteros de caña. Confiamos en que esta información le será de gran utilidad y agradecemos se realicen las aclaraciones respectivas y se le presente a los lectores y a la opinión pública, la realidad sobre un asunto tan sensible como este. Usted conoce que he sido un abanderado de las mejores causas sociales y ambientales a través de mi vida pública y privada. Desde que asumí la presidencia de Asocaña he promovido el desarrollo social y ambiental, teniendo como prioridad la formalización laboral. Para mí sería un motivo de complacencia que conociera personalmente estos programas que representan la mayor satisfacción que haya podido sentir en mi ya larga trayectoria. El debate y las discusiones son de los activos más valiosos de las democracias modernas, pero deben estar sustentados en hechos y estadísticas verificables. Luis Fernando Londoño C., presidente de Asocaña Bogotá N. de la R.  Encuentre el texto completo de la carta de Asocaña en Semana.com De la familia Baquero Sampedro Agradecemos la mención que hacen en la pasada revista SEMANA (edición n.° 1748) sobre la muerte de Hernando Baquero Borda (31 de julio de 1986). Recibimos muchas y terribles amenazas de muerte de los extraditables (Pablo Escobar) para que tumbara el tratado de extradición. En el momento de la toma del Palacio de Justicia él no estaba allí, pues asistía a un seminario de informática jurídica. Las amenazas aumentaron durante los ocho meses siguientes; inclusive recibimos una carta de amenaza del M-19, con una bandera roja, que decía: “Como usted no murió en el palacio, ahora le toca”. Viviendo esta angustiosa situación (peor que la misma muerte), sin apoyo alguno del gobierno, Hernando recibió en repetidas ocasiones una invitación del director del Max Planck Institute para que aceptara una beca en Friburgo, Alemania, donde en los años ochenta él llevó a cabo un estudio de proceso penal comparado entre Colombia y Alemania. En esos momentos no podía aceptarla ni podía retirarse a pesar del terror que vivíamos, porque su deber era conformar con los colegas que habían quedado vivos la nueva corte. Es la primera vez que se sacan a la luz las causas de su asesinato. Muy pocas veces se recuerda su sacrificio que tanto dolor nos ha causado. Susana Sampedro de Baquero Bogotá ¿Defendiendo la democracia? Como atinadamente lo tituló SEMANA (edición n.º 1748), el holocausto del Palacio de Justicia constituye, aun después de 30 años, una herida grave y abierta en el corazón de Colombia. Estando, como está, libre de toda duda y discusión la innegable responsabilidad del M-19 en su actuar demencial y abiertamente criminal con la toma del palacio, lo que importa ahora, como cuando sucedieron los hechos, es establecer la verdad y sobre todo la responsabilidad de quienes con evidente desprecio por la vida humana y la legalidad planearon una retoma que, sin lugar a hesitación alguna, constituyó un acto evidente de barbarie fruto no de un ánimo justiciero o de preservación de las instituciones sino fundamentalmente de una venganza evidente contra ese grupo subversivo, vindicta que en manera alguna justifica el que se hubiere sacrificado a las mentes más preclaras de la Justicia así como a todos los civiles que por circunstancias del destino se encontraban ese día allí. Porque, como lo estableció con suficiencia probatoria la Corte Interamericana de Derechos Humanos en su sentencia del 14 de noviembre de 2014 que condenó al Estado colombiano por esos hechos, se ejecutaron, entre otros delitos: desaparición forzada, ejecución extrajudicial, detenciones ilegales y arbitrarias, torturas y otras formas de tratos crueles y degradantes. Definitivamente y creo que en ello me acompaña la gran mayoría de los colombianos, no es con métodos criminales como la institucionalidad puede combatir la delincuencia por grave que esta sea. ¡Así no se defiende la democracia, maestro! Óscar Villada Martínez Manizales