Caudillos populistas El artículo ‘¿Quién pierde más?’ (SEMANA #1421) devela una grave crisis en América Latina. De un lado, el descrédito de la clase política por obra del clientelismo, la burocracia y la corrupción. Vicios que han establecido un inquietante divorcio de la sociedad civil con quienes debían representarla, partidos o instituciones que en otras latitudes constituyen el mejor soporte del sistema democrático. Si a ello se agregan males endémicos como altos niveles de pobreza en zonas rurales y urbanas y desigualdades? sociales, entenderemos que el descontento producido por esta situación en los sectores populares ha llevado al advenimiento de figuras que toman el clásico perfil del caudillo populista. Sea que se hable del llamado “Socialismo del siglo XXI”, de reivindicaciones indigenistas o de lucha contra el imperialismo, esa ideología de caudillos como Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa o Daniel Ortega es heredera de una anacrónica “vulgata marxista” que se creía desaparecida. Esta compleja situación es un llamado a fortalecer la democracia a través de la creación de fuerzas políticas ajenas a los viejos vicios clientelistas o caudillistas, que propendan por la libertad, la moderación, la tolerancia, la austeridad, el rigor y la dignidad humana. De lo contrario, estaremos asistiendo a un enfrentamiento que sólo producirá desgaste político y social, pero lo peor nos puede avocar a un conflicto armado que en nada beneficiará a nuestra región, por el contrario, la hundirá aún más en ese atraso del cual lucha por salir. César Augusto Castaño Rubiano Bogotá Orden preocupante En el artículo ‘Defensa con aroma de café’ (SEMANA # 1422) se hace un recuento de la trayectoria de nuevo ministro de Defensa, doctor Gabriel Silva, en la que se señalan sus calidades. En ese artículo, SEMANA destaca la orden impartida por el Presidente al doctor Silva de priorizar la Defensa de los militares investigados por los mal llamados “falsos positivos”. Lo que resulta preocupante y una afrenta para las víctimas de estos asesinatos, es que el gobierno, antes que solicitarle al nuevo Ministro concentrar sus esfuerzos en esclarecer y procurar que las víctimas y la sociedad conozcan toda la verdad sobre estos execrables crímenes y que quienes resultaren culpables reciban el peso de la ley, concentre su accionar en defender a los militares por el hecho de serlo y porque ventilar públicamente estos delitos conduce a la desmoralización de la tropa. No pretendo negar el derecho que todo sindicado tiene al debido proceso, pero deja un mal sabor que, de manera general, se hable de priorizar la defensa de los inculpados, en momentos en que la opinión –la misma que para el Presidente coloca por encima del Estado de Derecho– no tuviera el legítimo derecho a exigir que tales crímenes no queden en la impunidad. Juan Manuel Jaramillo Manizales Ingenio y creatividad Quiero felicitar al señor Daniel Samper Ospina por su columna (SEMANA #1422), ya que no pensaba encontrarme con un escrito tan agradable. He compartido dicha columna con familiares y amigos y créanme que el ingenio, la creatividad y la inteligencia del señor Samper para combinar la situación que vivimos con Venezuela con los personajes del país, nos ha hecho pasar unos momentos muy agradables. Felicitaciones, señor Daniel Samper Ospina, pues aunque soy simpatizante del presidente Uribe, siempre leo sus brillantes y amenas columnas. Rito Díaz Sanabria Bogotá Derecho a licitar En su revista #1422 en su artículo ‘Debajo de la basura’, su columnista Daniel Coronell hace unas malintencionadas interpretaciones, que crean dudas ante la opinión pública y enlodan, como ha sido su costumbre, a personajes ilustres o empresarios, por el solo hecho de ser amigos o cercanos al presidente Uribe, que somos casi todas las personas y los empresarios paisas. Deja entrever en su columna, que William Vélez se enriqueció en los últimos años a costa de este gobierno, pero no dice que es un empresario que lleva más de 30 años como contratista del Estado y de empresas particulares y que viene de una ilustre familia con inversiones en tierras y fincas ganaderas –versión que a su columnista le debieron haber ‘soplado’– ¿O acaso no es lógico que sus empresas tengan todo el derecho a licitar con otros importantes contratistas del país que lo han respaldado en los consorcios? Por otro lado, para Daniel Coronell, todo lo que le sea cercano a la familia Valencia Cossio ya le huele a cianuro y eso se deduce de muchas columnas anteriores, desconociendo, en este caso, que el doctor Ramiro Valencia fue un brillante Ministro de Minas y Energía y para nosotros los paisas él y el doctor Diego Calle Restrepo han sido los dos mejores gerentes de las Empresas Públicas de Medellín en toda su historia. Y por último, pregunto: ¿El doctor Valencia en sus muchos cargos públicos, ha tenido alguna investigación o ha sido culpado por algo? El doctor Ramiro ha sido reconocido asesor de muchas empresas nacionales e internacionales. Rodrigo Ramírez Restrepo. Medellín.