Rafael Velilla Delgado, alias el ‘Costeño’, habla rápido y un tanto enredado. Su voz es una de las más importantes en el complejo caso que busca aclarar la muerte del ganadero Fernando Cepeda. Por ese homicidio la Fiscalía ha vinculado, por distintos caminos, a Paulina Ceballos, esposa de la víctima, y a su madrastra, Silvia Gette, exrectora de la Universidad Autónoma del Caribe. Las dos niegan la participación en el crimen. Paulina Ceballos dice, vehementemente, que es una “locura” que quieran vincularla con la muerte de su esposo. En el pasado, Velilla, quien está sindicado del crimen y lo ha reconocido, entregó entrevistas donde relata descarnadamente el episodio que enlutó a la Costa. Ahora su testimonio recobra importancia. ¿La razón? Por estos días la Fiscalía tomó una medida que muy pocos entienden: detener a la esposa del ganadero, Paulina Ceballos, quien según la sorprendente acusación habría orquestado el asesinato. Es decir, una tesis contraria a lo que siempre se ha dicho: que Silvia Gette fue la autora intelectual. Desde la cárcel de Montería donde se encuentra detenido, Velilla entrega una entrevista exclusiva a Semana.com, realizada por el periodista Alejandro Arias. En su testimonio, y con asombrosa frialdad, asegura ser quien asesinó al ganadero. Pero eso no es todo. Dice que Paulina Ceballos está detrás del crimen junto al jefe paramilitar alias ‘Aguas’. Asegura que en principio mintió e involucró a Gette para acompañar a los jefes paramilitares Édgar Ignacio Fierro, alias ‘Don Antonio’, y alias ‘Chiqui’ en una treta para no inculpar a la exrectora a cambio de una millonaria suma de dinero, cerca de 2.000 millones de pesos. De hecho, Silvia Gette está en la cárcel no por el homicidio de Cepeda, sino por intentar sobornar al paramilitar ‘Don Antonio’. Velilla advierte que esta es su verdad y que, recientemente, en una declaración ante la Fiscalía, contó su relato y para sustentarlo entregó evidencias materiales. Semana.com presenta apartes de la entrevista de este sicario que asegura que ha recibido advertencias y llamadas amenazantes. No obstante, será la justicia la que decida si esta versión es comprobable o no.