EN pocos países como en China le ha costado tanto trabajo a Coca-Cola conquistar clientes. De hecho, aunque hizo su ingreso en 1979, al principio los chinos catalogaban la bebida como un remedio para la gripa. Y sólo hasta 1990 cambiaron de opinión. Pero después de tan larga lucha Coca-Cola está celebrando su éxito: ya tiene 18 plantas embotelladoras en ese país y aspira a alcanzar las 23 el año entrante, con una inversión total de 500 millones de dólares, lo que le permitirá cubrir geográficamente al 80 por ciento de un mercado de 1.200 millones de consumidores. Y es que el crecimiento de la empresa en China no ha sido nada despreciable: en tanto que el año pasado el consumo fue de 187 millones de cajas, este año los cálculos hablan de 200 millones. Es decir, cerca de 5.000 millones de botellas.