En los últimos años el país ha visto un crecimiento en la demanda de los métodos alternativos de resolución de conflictos. Las personas naturales y jurídicas acuden a modelos como el arbitraje, la conciliación y la amigable composición, entre otros, para dirimir sus diferencias porque son herramientas ágiles y eficaces, sin necesidad de acudir a un despacho judicial tradicional.

En promedio un arbitraje no supera los dos años, mientras que en la justicia ordinaria un proceso no culmina en menos de cinco años. Además, los árbitros son técnicos que facilitan los procesos.