El país se endeuda hasta en casi el 60 % de lo que produce la economía cada año para enfrentar las necesidades financieras de la pandemia, como comprar ventiladores para los casos graves de coronavirus, adecuar las unidades de cuidados intensivos (UCI) o seguir otorgando subsidios a los más vulnerables.

Las empresas están nerviosas. No se atreven a meterse en créditos grandes para producir a gran escala los artículos y servicios que forman parte de su actividad porque no están seguros de que el consumidor tenga la capacidad monetaria o la decisión para comprar en momentos de total incertidumbre.

Ese es el círculo en el cual está la economía colombiana, de cara a la que se ha catalogado como una de las peores crisis de la historia. He aquí las 3 claves para entender esta situación tan dura para todos. 1. Todos con menos ingresos En los últimos años, Colombia había logrado reducir la pobreza y aumentar la clase media. Sin embargo, los pasos dados en este sentido no fueron firmes. Las cifras de población en la línea de pobreza bajaron, en parte, con el otorgamiento de subsidios a personas vulnerables que se quedaron allí, en la misma estación, solo en espera de las ayudas. No en vano, la investigadora Cecilia López señala que fueron los subsidios los que crearon la clase vulnerable, la misma que ahora está en riesgo de volver a caer en la pobreza de manera permanente. A esta situación se suma el hecho de que en el país el empleo es precario, con predominio de los trabajos por cuenta propia (4 de cada 10 son por cuenta propia), los cuales, a la luz de una crisis tan dura como la actual, quedan en el aire. En consecuencia, un coletazo como el de la pandemia, si bien golpea a las personas de todos los niveles socioeconómicos, en los escalones sociales más endebles afecta más. Muestra de ello son esos 3 millones de colombianos que hoy están recibiendo un ingreso solidario de 160.000 pesos, pues vivían de actividades del rebusque y no eran beneficiarios de ninguna de las ayudas que habitualmente otorga el Estado (Familias en Acción, Jóvenes en Acción o Colombia Mayor). En números redondos, 8 de cada 10 colombianos han visto afectado su bolsillo en esta pandemia y 6 de cada 10 intentan buscar opciones para pagar sus obligaciones crediticias, según encuesta de la central de riesgos Transunión. 2. Hoy necesitamos más, pero tenemos menos recursos La economía colombiana, aunque venía creciendo a unas tasas superiores a las de los países vecinos, pues cerró 2019 con una expansión del 3,3 %, no había logrado una estabilidad, lo que la hace más vulnerable a cualquier choque. A comienzos de año los ciudadanos siguieron moviendo la economía a través del consumo, lo que entusiasmaba a los industriales a producir más. Pero llegó el coronavirus y, casi de inmediato, en marzo, el 70 % de la actividad productiva empezó a paralizar. Pasaron más de dos meses y el Gobierno decidió la reapertura gradual, pero la incertidumbre alrededor de una pandemia impredecible, que sigue vigente, no le deja espacio a los empresarios para apostarle al riesgo de volver a invertir con la generosidad necesaria que permita crear nuevos puestos de trabajo. Esto es porque nadie tiene la certeza de que la gente logre tener con qué comprar. Por ahora, los restaurantes abren, pero para que el usuario lleve o pida a domicilio, lo que, según el gremio Acodrés, ayuda, pero no más allá del 15 % de lo que hacían antes del coronavirus. Los hoteles siguen cerrados, las aerolíneas vuelan, pero con menor frecuencia y con pocos pasajeros para garantizar el aislamiento. Esto, en el contexto nacional, lleva a lo que se llama, desaceleración. Los recursos que requiere el Estado para seguir financiando programas sociales y la demanda que supone la atención de la pandemia son muy altos. Hasta el momento van en 117 billones de pesos. Tomar créditos es la única salida para el Gobierno, porque la plata pública, en su mayoría, proviene de los impuestos y son pocos los que ahora están pagándolos. Las prioridades para la gente son la alimentación y el cumplimiento de los compromisos impostergables. Lo mismo sucede con las empresas, que deben pagar las nóminas de sus empleados y los proveedores para continuar con su actividad. 3. La salud, la prioridad Si bien la historia del mundo se partió en dos con la llegada del coronavirus, el país estaba en pañales con el sistema de salud. En marzo, no había ningún departamento con más de dos camas UCI para adulto por cada 10.000 habitantes. En las regiones la situación es más crítica. Las estadísticas registradas en Reps  (Registro Especial de Prestadores de Servicios de Salud) dan cuenta de que en Vaupés, Vichada, Guainía, Amazonas y Guaviare no había ni siquiera una UCI. Implementar toda esa infraestructura en salud, más las ayudas a la población vulnerable, las garantías de crédito para que los distintos sectores de la economía sigan en marcha, entre otras, con un recaudo tributario que se ha estimado en 135 billones de pesos para este año (el de 2019 fue de $148 billones) es lo que ha demandado un incremento en la deuda del Gobierno, la cual ha sido proyectada en el marco fiscal de mediano plazo en 58,5 % del PIB. Esto es una cifra cercana a los 600 billones de pesos, es decir, como si cada colombiano (somos 50 millones) debiera 12 millones de pesos.