Generalmente cuando se acaba un contrato laboral (dependiendo la modalidad decontrato) las personas tienen derecho a una liquidación y a reclamar sus cesantías. Estas contraprestaciones económicas básicamente se convierten en un salvavidas para enfrentar el tiempo en cual estarán sin empleo, por esto es importante saber administrar dichos recursos. Para Edgar Jiménez, profesor de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, en primer lugar es importante realizar un presupuesto con estos recursos para un lapso de 6 meses, ya que este es el promedio de tiempo que se demora una persona en volver a emplearse. También recomendó no retirar la totalidad de los recursos de las instituciones financieras, ya que “normalmente esto se vuelve dinero de bolsillo y hay una tentación muy grande por irse gastando el dinero”.

Por otro lado, Omar Alonso Patiño, profesor de la Escuela de Administración de Negocios (EAN), indicó que teniendo en cuenta que en la gran mayoría de los casos las liquidaciones no representan grandes volúmenes de dinero, es fundamental reducir los gastos al máximo, el gasto en ocio y en compras debe ser restringido, para darle prioridad al pago de gastos fijos del hogar como: créditos hipotecarios, arrendamiento, alimentación, salud y educación.  Ambos expertos aseguraron que en la medida de lo posible es fundamental seguir siendo puntuales con el pago de las deudas ya que los intereses de mora pueden afectar aún más la situación financiera, y recomendaron no pagar deudas de manera anticipada pues el abono solo reduce el tiempo y no el volumen de las cuotas. Para el caso de liquidaciones y cesantías superiores a los $10 millones es importante que la gente no se deje deslumbrar de negocios que prometen rentabilidades muy altas en poco tiempo, pues generalmente estos no resultan muy bien. Es fundamental no invertir en negocios por impulsividad, ya que para pensar en un emprendimiento es necesario tener un plan a largo plazo y conocimiento del tipo de negocio.

En caso de que decida invertir, Patiño indicó que es ideal hacerlo en activos productivos, es decir, en inversiones que generen algún nivel de ingreso como un taxi o herramientas de trabajo que permitan una independencia. Adquirir un negocio como una cafetería o una tienda también pueden funcionar, siempre y cuando la persona  tenga la experiencia y conocimiento. Patiño considera que los bienes raíces no son una buena opción en estos casos, pues considerando que el dinero no es mucho, solo alcanzaría para una propiedad de menos de $50 millones que dejaría una rentabilidad menor a 0,5% de su valor, un volumen de ingreso relativamente bajo para tal nivel de inversión. Finalmente los dos expertos coincidieron en que que tener una liquidación no significa tener dinero disponible, se debe hacer un uso racional de estos recursos para extenderlos el máximo de tiempo posible.