La industria del entretenimiento y de los medios masivos toma fuerza en el mundo. De acuerdo con un estudio de Price Waterhouse Cooper, en 2019 movió alrededor de US$2,2 billones y proyectan que en 2023 llegue a US$2,6 billones. Dentro esta industria se encuentran el cine, la televisión (por suscripción y por demanda), la publicidad, entre otros. El cine, por ejemplo, recaudó solo en Estados Unidos en 2019 US$11.320 millones, según Box Office Mojo. Y creó 2,6 millones de empleos, según cifra de Motion Pictures Association. Esto muestra la importancia de esta industria para la economía mundial. Colombia se está consolidando como un destino de grabación para grandes estudios extranjeros. En el país ya rodaron películas como Monos, Jungle y series como Distrito Salvaje y la Reina del Sur, que tuvieron gran éxito y acogida. Algunas de estas producciones han contado con el apoyo del Gobierno o de las administraciones locales.

Por otro lado, el país avanza muy bien en actividades como animación y modelado 3D, efectos especiales y posproducción. De acuerdo con Carolina Durán, secretaria de Desarrollo Económico, Colombia tiene un alto potencial en talento, que es en lo que se ha puesto mayor énfasis. “Buscamos atraer inversión, crear empleo y sobre todo formar talento para lograr lo demás”, dice. A pesar de que el sector tiene posibilidades muy grandes, aún enfrenta muchas dificultades. Las piedras en el zapato Demetrio Alexiades es director general y socio de Mompozt, empresa colombiana de animación 3D. Explica que la industria ha crecido y necesita más personas calificadas, pero de las universidades salen muy poco preparados para las exigencias del mercado. Entonces, pese a que hay talento, falta formación adecuada para dar la talla. Esta empresa desde hace más de diez años hace postproducción y efectos visuales. Han trabajado con grandes multinacionales y con empresas locales, lo que les ha permitido conocer el mercado. María Raigosa, gerente y socia, cuenta que un problema frecuente es el tiempo de pago. “Ellos ya tienen el comercial al aire y a nosotros nos toca en algunos casos esperar hasta dos meses para que generen una orden de facturación y después de radicar la factura en algunos casos se demoran más de 120 días en pagar”. En ese lapso podrían quebrar, “por eso somos muy buenos amigos de los bancos”, cuenta Raigosa.

La industria ha logrado encontrar un punto de equilibrio para que sea posible vivir del arte. Ellos no han sentido apoyo real, dado que los benecifios del Gobierno van para la producción de cine o series, pero no para animación. “El presupuesto que tienen para animación o efectos visuales en el cine en Colombia es muy bajo, sigue siendo más rentable hacer comerciales”. Rescatan el trabajo de Procolombia, que les ha permitido expandirse. “Es la entidad que entiende el sector y busca alternativas”, afirma Raigosa. Actualmente, la exportación de contenidos representa 50% de la facturación de esta empresa. AG Studios, otra empresa colombiana, trabaja para producciones extranjeras que filman en Colombia. Rodrigo Guerrero, productor y socio, explica que algunos de los beneficios tributarios favorecen a empresas extranjeras que vengan a filmar al país, si bien es AG quien produce. El camino que falta por recorrer Diego Ramírez, vicepresidente de la Academia Colombiana de Artes y Ciencias Cinematográficas, afirma que en Colombia falta mayor promoción del cine local. “El gran reto es conectar las películas con la audiencia. Ese es un problema de la industria”, afirma. Agrega otro gran reto: “apalancar la creación de propiedad intelectual propia”. Guerrero coincide en este aspecto. Según él, Colombia ya puede dar el paso a generar contenido propio de gran calidad y así complementar la producción extranjera.“La mejor manera de aprender es hacer producción para luego dar el paso al contenido original”, explicó.

“Colombia es joven en el mundo audiovisual. Todavía tenemos mucho que aprender”, reflexiona Guerrero. Precisamente, grandes estudios del mundo vendrán en marzo a Colombia en el marco del Festival OFFF, en el que participarán artistas y representantes de 13 grandes estudios. Esta es una oportunidad para los artistas locales de foguearse con grandes de la industria. Seth Epstein cofundó y dirige el estudio Los York, una firma estadounidense que se ha posicionado como una de las más representativas de la industria audiovisual y que estará en el OFFF. Según Epstein, este es uno de los mejores momentos para el sector: la conectividad ha permitido que talentos de todo el mundo coincidan en una plataforma. Además, en esta coyuntura el arte y el mercado laboral han encontrado un punto de equilibrio que les permite a los artistas visuales vivir bien. El país tiene una enorme posibilidad para crecer en este segmento. Hay que reconocerle a la actual administración la política de impulsar este tipo de industria. Sin embargo, todavía quedan desafíos por resolver para que este libreto tenga final feliz.