Solo hay dos proyectos estadísticos que los países realizan cada 10 años: un censo y una encuesta de ingresos y gastos de los hogares. La segunda toma 14 días en su realización por cada hogar. Entre julio de 2006 y julio de 2007 el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) inició el cálculo de su nuevo Índice de Precios al Consumidor (IPC), que empezó a regir desde 2009 y debe ser reemplazado en 2019. Entre febrero y marzo del próximo año, el Dane anunciará el nuevo IPC con base 2018, que incluye una canasta en la que los hogares colombianos están gastando más. Recomendado: Agro y sector energético en alerta por Fenómeno de El Niño Juan Daniel Oviedo, director del Dane, explicó que hace 10 años el hogar promedio colombiano tenía a 2,5 de sus miembros trabajando y estos acumulaban ingresos por $1,9 millones al mes. Ahora trabajan 2 integrantes del hogar, que suman $2,3 millones. “El hogar aumentó su poder adquisitivo, esa es una prueba del boom de los commodities porque el ingreso aumentó”, destacó Oviedo. Y dicho progreso económico llevó a nuevos patrones de consumo. El patrón de consumo que más cambió fue el porcentaje del gasto en vivienda. Hace 10 años los hogares tenían ingresos por $1,9 millones en promedio y gastaban $1,8 millones, dejando apenas $100.000 para el ahorro. Hoy, de los $2,3 millones que reciben se gastan $1,9 millones y dejan para posibilidad de ahorro $400.000. De ese gasto, “se creció demasiado la participación de los gastos de vivienda, es decir de arrendamiento, servicios públicos domiciliarios, etc”, destacó el director del Dane y agregó que este rubro aumentó de 23% a 29%. Eso significa que los precios de los llamados bienes regulados son más altos que hace una década, que el desarrollo inmobiliario llevó al encarecimiento del mismo sector. Puede interesarle: ¿Le conviene al país un aumento del salario mínimo extratemporáneo? Así las cosas, ese hogar se gasta hoy 1,9 millones al mes distribuidos en $550.000 en gastos de vivienda, $310.000 en alimentos y bebidas no alcohólicas, $220.000 en transporte, $180.000 en restaurantes y hoteles, mientras en telecomunicaciones gasta $81.000. La recomposición del IPC hará que la canasta familiar sea más sensible a los cambios de los precios en vivienda, restaurantes y telecomunicaciones e información. La razón es que este último se espera que aumente su participación como ponderador del indicador en un punto porcentual. Por su parte, alimentos podría caer entre 3 y 4 puntos dentro de la canasta, los gastos en vivienda aumentarían 6 puntos porcentuales y el gasto en restaurantes lo haría en un punto. Como novedad, esta es la primera encuesta de ingresos y gastos que le pregunta cuánto se gastó en almuerzos por fuera del hogar. “Eso significa que el corrientazo ya es un elemento que ya entra visible a la canasta”, concluyó Oviedo. Lea también: Inflación registró variación de 0,16% en septiembre