Acariciar a un gato puede ser una experiencia relajante y placentera, tanto para el felino como para la persona. Sin embargo, es importante saber dónde y cómo acariciarlo para evitar incomodidades o incluso reacciones agresivas.

Zonas las que les gustan las caricias

  • Cabeza: La mayoría de los gatos disfrutan que les acaricien la cabeza, especialmente alrededor de las orejas, la frente y debajo de la barbilla. Estas zonas son ricas en glándulas odoríferas, por lo que al acariciarlas liberan feromonas que les transmiten seguridad y afecto.
  • Cuello: Un suave masaje en el cuello puede ser muy relajante para un gato.
  • Espalda: Acariciar la espalda en dirección al rabo suele ser bien recibido por la mayoría de los felinos.
  • Base de la cola: Algunos gatos disfrutan que les acaricien suavemente la base de la cola.
Todos los gatos, especialmente los bebés, disfrutan de que los acaricien suave y constante. | Foto: Getty Images

Dónde no acariciar a un gato

  • Vientre: El vientre es una zona vulnerable para los gatos y muchos de ellos no les gusta que les acaricien ahí. Además, un movimiento brusco en esta zona puede provocar un arañazo. Si un gato se voltea y permite que le toque en vientre, es cuestión de que confía en su amo y lo dejará acariciarlo ahí.
  • Patas: Las patas son sensibles al tacto y algunos gatos pueden reaccionar de forma negativa si se las acarician.
  • Cola: Si bien a algunos gatos les gusta que les acaricien la base de la cola, la punta suele ser una zona sensible que hay que evitar.
Si un gato está incómodo con las caricias, empezará a "hacer mala cara" y se va a alejar. | Foto: Getty Images

¿Cómo acariciar a un gato?

La forma correcta de acariciar a un gato es acercarse a él de manera suave y tranquila, permitiéndole olfatear la mano antes de intentar acariciarlo. Es importante prestar atención a las señales que el gato emite, como ronroneos, movimientos de cabeza o cambios en la postura, ya que pueden indicar si está disfrutando de la caricia o si prefiere que se detenga.

De igual forma, hay que moverse despacio y con suavidad, ya que los gatos se asustan con los movimientos bruscos. Acariciarlo con movimientos lentos y suaves. También hay que prestar atención al lenguaje corporal del gato, si el gato arquea la espalda, aplasta las orejas o agita la cola, es señal de que está incómodo y se debe dejar de acariciarlo.

Por último, hay que respetar sus límites. Si el gato se aleja o se esconde, significa que ya no quiere que lo acaricien. No hay que forzarlo a que vuelva ni arrastrarlo para tocarlo de nuevo.

No hay que forzar a los gatos para que se dejen acariciar, ya que empezarán a "odiar" las caricias. | Foto: Bartolome Ozonas

*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de Semana.