Los apellidos son una parte muy importante de la identidad de las personas. Van más allá de ser una suerte de etiqueta heredada. Muchos de ellos llevan tras de sí toda una historia que puede remontarse a varios siglos atrás.

Los nombres y apellidos cumplen una función muy específica en la vida de las personas. | Foto: Getty Images

El origen de los apellidos

Los nombres y apellidos cumplen una función muy específica en la vida de las personas. Mientras que el primero se refiere a la identificación personal para la interacción diaria, el apellido es el nombre de familia a través del cual identificamos a las personas según su origen.

De esta forma, mientras que el nombre distingue a la gente como individuos, el apellido conecta a las personas con su familia y su historia.

El uso del apellido o nombre de familia viene desde la antigüedad, cuando se comenzaron a formar las grandes ciudades y se necesitó empezar a distinguir a los individuos y sus grupos. Con el tiempo, su uso ha venido variando, pues las distintas culturas lo utilizan de manera diferente.

En Colombia, así como en otros países latinoamericanos, es normal encontrarse con personas que lleven consigo apellidos españoles como Rodríguez, Martínez, González, Fernández, López, Gómez, Pérez, Hernández o Sánchez. Sin embargo, no es por coincidencia que todos ellos terminen en ‘ez’.

Según un informe publicado por la Registraduría Nacional del Estado Civil, entre los apellidos con mayor número de registros en Colombia se encuentran: Rodríguez, con 344,969, seguido de Martínez, con 286.182; González, con 273.868; García, con 247.072; López, con 235.927; Gómez, con 232.528; Pérez, con 231.361; Hernández, con 229.774; Sánchez, con 206.909, y Díaz, con 194.962.

El uso del apellido o nombre de familia viene desde la antigüedad, cuando se comenzaron a formar las grandes ciudades. | Foto: Dimitri Vervitsiotis

¿Cómo averiguar el origen de su apellido?

El Instituto de Historia y Heráldica Familiar explicó en el diario El Tiempo que una de las principales razones detrás de esta terminación está relacionada con los apellidos patronímicos. En el pasado, era común que los apellidos se derivaran del nombre del padre u otro antepasado masculino.

En españa, los sufijos ‘ez’ y ‘es’ eran utilizados para indicar ‘hijo de’, lo que llevó a la creación de apellidos como Rodríguez (hijo de Rodrigo), González (hijo de Gonzalo) o Pérez (hijo de Pedro), práctica que se extendió en los territorios colonizados por este país europeo.

En el pasado, era común que los apellidos se derivaran del nombre del padre u otro antepasado masculino. | Foto: Getty Images/iStockphoto

Con el tiempo, esos apellidos se transmitieron de generación en generación, convirtiéndose en parte integral de la identidad de las familias.

Por otra parte, se hace referencia a los topónimos, nombres de lugares que a menudo se incorporaban a los apellidos para denotar el lugar de origen de una persona o su linaje. De esta forma, apellidos como López podrían estar relacionados con un lugar llamado ‘López’ o asociado con ciertas características geográficas.