En un intento por aplacar el avance extremista en su frontera con Afganistán, Pakistán ha hecho una peligrosa concesión al movimiento talibán. Luego de varios días de negociaciones secretas entre autoridades y radicales, el gobierno paquistaní accedió a instaurar en el valle de Swat, al noroeste del país, la ley islámica, o Sharia, por cuya imposición han estado luchando los talibanes durante los últimos dos años, en un conflicto que ha causado la muerte a más de 1.200 civiles. Pero para la opinión pública, que el gobierno esté dispuesto a ceder a las exigencias terroristas resulta escandaloso. Además, es probable que el cese del fuego permanente declarado por los insurgentes no dure mucho, como ha sucedido en el pasado, y dé pie para que los talibanes traten de extender la Sharia a otras partes del país.