Las medidas militares del gobierno actual, no necesariamente fortalecidas (y antes menguadas), no son como escribe en su columna Antonio Caballero, "la teta inagotable para aumentar el autoritarismo de los gobiernos y su despotismo." (SEMANA #1.140), sino el cumplimiento de las normas constitucionales y de los derechos humanos, para garantizar la vida, honra y bienes de los colombianos, conculcados en forma feroz por las mafias narcoterroristas que, a través de las zonas de despeje (afortunadamente ya descartadas) y otros hechos complacientes, fortalecieron su sucio negocio del narcotráfico con las tomas asesinas de los pueblos indefensos y las 'pescas milagrosas' en las carreteras.