Esta semana, la alcaldesa de Bogotá volvió a rectificar sus palabras luego de haberles pedido a los ciudadanos, en medio de las discusiones por el pico y placa todo el día, que vendieran su carro si no querían pagar impuestos. Reconoció que fue una frase desafortunada. Pero no es la primera vez que la alcaldesa tiene que echarse para atrás en lo que dice. Recientemente, lo tuvo que hacer cuando maltrató en un trino al empresario Mario Hernández, quien le reclamó por el pésimo estado de las vías en la ciudad. Su lista de rectificaciones por orden de los jueces es larga. Ha tenido que corregir lo que ha dicho sobre Álvaro Uribe, Enrique Peñalosa, Luis Felipe Henao y hasta sus comentarios xenófobos contra los migrantes venezolanos.