La Semana Santa en Jerusalén inició con un Domingo de Ramos sin ramos, sin procesión y sin peregrinos. Nunca antes se había presentado este panorama, pero por causa de la pandemia de coronavirus, Israel impuso serias restricciones para frenar el contagio. Las calles de la Ciudad Vieja están despobladas y las iglesias de todas las confesiones cerradas. Los actos públicos del Domingo de Ramos, con el que se inaugura la semana conmemorando la entrada de Jesús en Jerusalén en medio de una multitud, fueron directamente cancelados. 

El Gobierno de Israel prohibió las concentraciones de más de diez personas, quienes deben mantener también dos metros de distancia entre sí para evitar posibles contagios. El administrador apostólico del Patriarcado Latino, monseñor Pierbattista Pizzaballa, aseguró en comunicado: “Las circunstancias nos piden encontrar nuevas formas de celebración”. De este modo, todas las misas, a lo largo de la semana, se celebrarán a puerta cerrada con tan solo los líderes de las iglesias, algunos monjes y dos cámaras de televisión para realizar las emisiones en directo para que fieles de todo el mundo puedan seguir esta Semana Santa tan atípica y recogida.

Han quedado cancelados también los besamanos, besapiés, adoración de la Cruz, bautismos y aspersiones, todos ellos actos muy centrales de la liturgia de la Semana Santa, pero también focos de infección importantes. La ceremonia del Fuego Sagrado celebrada por los cristianos ortodoxos, una de las más multitudinarias de Jerusalén, también adoptará una forma diferente pero no se cancelará, gracias a la ayuda israelí. Tradicionalmente miles de fieles se dan cita ese día en el Santo Sepulcro en espera de la salida del patriarca de la iglesia del Edículo, donde se encuentra la que se considera la tumba de Jesús, con dos ramos de 33 velas encendidas (una por cada año que vivió Jesús). 

Este año la ceremonia acogerá a solo diez líderes religiosos y la llama será llevada por autoridades israelíes a los dignatarios extranjeros que la recibirán en sus aviones, sin descender de ellos, para no tener que hacer cuarentena en Israel como dicta la ley y regresarán a sus países de inmediato.