En menos de un año Colombia ha sido sede de dos importantes congresos internacionales sobre la crisis centroamericana. Del 24 al 26 de julio del año pasado en Bogotá se realizó un evento de esta naturaleza en homenaje a Simón Bolívar y en solidaridad con los pueblos centroamericanos, el cual reunió 500 delegados, 98 de los cuales eran de 12 países diferentes. El segundo congreso sobre Centroamérica tuvo lugar en Medellín la semana pasada --del 2 al 5 de abril-- y reunió a cerca de 300 personas, entre las cuales hubo delegaciones de 15 países y del Consejo Mundial de la Paz.Este último congreso, que fue realizado bajo los auspicios de Unidad Latinoamericana (UL), emitió una declaración final de 19 puntos en el que se condena "el rechazo de Estados Unidos al cambio de estructuras en nuestros pueblos, su intervencionismo, su creciente amenaza militar, la invasión a Granada, la violación que hace de los derechos internacionales, su guerra no declarada contra Nicaragua y su apoyo a los regímenes dictatoriales y genocidas".El evento, que abrió sus sesiones realizando un homenaje al poeta cubano Nicolás Guillén --asistente al acto por parte de Cuba-- dedicó a las gestiones del Grupo de Contadora y al informe Kissinger sobre Centroamérica, buena parte de sus deliberaciones. En el texto final, o Declaración de Medellín, el congreso planteó solicitar a los presidentes del Grupo ejercer "su influencia ante la administración Reagan para lograr que cesen de una vez por todas las incursiones armadas de los ex guardias somocistas y del Ejército hondureño contra Nicaragua, fuerzas éstas apoyadas y dirigidas por el gobierno de los Estados Unidos".Abrió el acto el catedrático peruano Jaime Serruto Flórez, presidente de UL, siendo seguido por el ex ministro colombiano Otto Morales Benítez, asesor de UL, en el cual el ex presidente de la Comisión de Paz se pronunció por una solución negociada a la guerra en el istmo. Otro aspecto del congreso --inaugurado con la presencia del gobernador de Antioquia y el alcalde de Medellín-- fue la exaltación que los delegados hicieron de la labor que el Presidente colombiano Belisario Betancur viene adelantando con el Grupo de Contadora. A B.B. como a Guillén, le fue otorgada una placa de honor, que fue recibida simbólicamente por su hermano Jaime, pues el Presidente a última hora se excusó de asistir al congreso.Diez ponencias fueron presentadas por los delegados de Colombia, Cuba, Panamá, El Salvador, México, Nicaragua, etc. Llamaron la atención los trabajos de los colombianos Gerardo Molina y Apolinar Díaz Callejas, junto con los de Luis Suárez Salazar, de Cuba, Julio Yao, de Panamá, y Antonio Cabrera de El Salvador. Las frases más enérgicas sobre Contadora las hizo el excanciller Alfredo Vásquez Carrizosa quien en su ponencia de 42 páginas explicó que Contadora ha llegado a un dilema: "o ataca los puntos neurálgicos, como son los excesos de Estados Unidos en Centroamérica, o se queda en el papel de manejar papeles". "Si Contadora deja prosperar el antecedente de que la CIA organiza guerras contra otro país y sigue pensando que esto no tiene que ver con USA, se estará jugando no sólo la suerte de Nicaragua o El Salvador, sino de toda la América Latina", señaló. Apreciaciones similares fueron hechas por Rogelio Ramírez Mercado, jefe de la delegación nicaraguense al evento, quien declaró que Contadora "ya evitó muchos riesgos" pero debiera, por no haber agotado su papel, "encarar un poco más la presencia norteamericana" en el istmo. Luis Suárez, por su parte, en su ponencia de 83 páginas, afirmó que la inmensa mayoría de las recomendaciones del informe Kissinger "legitiman y le dan coherencia doctrinaria a las acciones concretas que está desarrollando la administración norteamericana" en Centroamérica.La UL es una entidad filantrópica internacional que propende por la "defensa de las riquezas y la cultura de cada nación". Hace pocos meses la UL había efectuado en México el primer congreso por la paz en Centroamérica. Al congreso de Medellín fueron invitadas personalidades como Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz en 1980, y los ex presidentes de México y Jamaica, Luis Echeverría y Michael Manley respectivamente, pero no concurrieron.--